ERA MÁS QUE UN NOMBRE EN UNA PLACA

    Artículo publicado en el Boletín de Infantería de Marina (BIM) nº 23 de octubre de 2014

En el pasillo principal de la Puerta Uno del Cuartel de Batallones de Infantería de Marina de San Fernando, hay un par de enormes placas de mármol donde están grabados los nombres de los ciento veinticuatro miembros del Primer Regimiento de Infantería de Marina, que fallecieron durante la Guerra Civil que les tocó vivir entre los años 1936 y 1939 del pasado siglo.
En todas y en cada una de las muchas guardias que he realizado en ese lugar durante mi larga permanencia en el Tercio de Armada, y lógicamente cuando el servicio me lo permitía, siempre me quedaba absorto en la lectura de todos esos nombres imaginando la historia de cada uno de ellos.
Hace menos de un año cayó en mis manos un antiguo árbol genealógico de mi familia materna, y cuando leí los apellidos de mi bisabuela me percaté de que sus apellidos eran los mismos que los de uno de los capitanes que aparecen en dichas placas de mármol: don Manuel Fernández Fecho.

 
 Placas del Primer Regimiento IM en la Puerta Uno

Al indagar en mi familia sobre esa coincidencia, lo único que me pudieron decir es que recordaban que un tío de mi abuelo había muerto durante ese conflicto, pero poco más, ya que mi abuelo, don Manuel Gaínza Fernández, nunca solía hablar de esa parte de su vida. El cual, por cierto, se llamaba Manuel en honor a él y también estuvo en la guerra, aunque de alférez del Ejército de Tierra en el Regimiento de Infantería de Cádiz número 33.
Mi curiosidad y mi inquietud por saber más sobre el capitán de Infantería de Marina don Manuel Fernández Fecho, hermano de mi bisabuela, me obligaron a investigar.
En primer lugar, me dirigí a preguntar a la Sala Histórica de nuestro acuartelamiento y allí descubrí en el Diario de operaciones del Primer Regimiento, hoy Tercio del Sur, que del capitán Fernández Fecho sólo se menciona que murió el 11 de septiembre de 1937 en Zaragoza.
Este dato me intrigó aún más porque ¿qué hacía un oficial de Infantería de Marina en el frente de Aragón, cuando el Primer Regimiento combatió durante toda la guerra en la zona de operaciones de Andalucía Oriental y Extremadura?
Tras consultar también los conocidos libros de la Historia de Infantería de Marina del general de división don José Enrique Rivas Fabal, comprobé que en ellos menciona a la gran mayoría de los oficiales que murieron durante la Guerra Civil (Conforto, Bohórquez, Calderón, etc), especificando hasta en qué hechos de armas les sorprendió la muerte, excepto precisamente a Fernández Fecho, cosa muy extraña para lo minucioso que son esos libros.
Luego pregunté también en el Tercio del Sur, pero allí ya no se conserva apenas nada de aquella época porque la mayoría se mandó hace años al Archivo General de Marina del Viso del Marqués, en Ciudad Real, por lo que contacté con este Archivo en demanda de información y el personal que está allí destinado con gran amabilidad y camaradería, y gracias también a la inestimable ayuda del soldado de primera Reservista don José Ángel Valle, me remitieron varios documentos. Entre ellos la interesantísima Hoja de Servicios de este familiar mío.
Después de meditarlo mucho, y porque creo que es necesario que las nuevas generaciones conozcamos las vicisitudes de todos los que nos precedieron, he decidido compartir de manera breve la historia de este oficial, como homenaje a su persona y a su entrega al servicio en la Infantería de Marina española:
            Don Manuel Fernández Fecho nació en Cádiz el día 27 de diciembre de 1890 y el día 1 de agosto de 1911 fue declarado soldado del reemplazo obligatorio de ese año. Tras ingresar en la Caja de Reclutas de Cádiz, le tocó en suerte el número 233 quedando en situación de excedente de cupo hasta que el día 13 de enero de 1912 fue llamado a filas para cubrir el puesto de un prófugo en el Primer Regimiento de Infantería de Marina de San Fernando (Cádiz), donde juró bandera el 1 de marzo.
El día 1 de mayo de 1912 fue ascendido a cabo tras aprobar los exámenes de aptitud y fue destinado al Batallón Expedicionario de Infantería de Marina destacado en Larache, en el África española, donde decidió reengancharse al servicio por cuatro años más.
El 14 de enero de 1916 fue promovido al empleo de sargento y en el mes de septiembre de ese año pasó destinado al Primer Regimiento de Infantería de Marina con base en San Fernando (Cádiz).
El día 31 de octubre de 1918 volvió a ser destinado al Batallón Expedicionario de Larache y casi cuatro años más tarde, el 21 de marzo de 1922, y tras habérsele concedido la Medalla de la Guerra de África, fue ascendido a alférez de la Escala de Reserva Auxiliar Retribuida (E.R.A.R.), siendo destinado nuevamente al Primer Regimiento de San Fernando.

Fernández Fecho en 1922

El 21 de abril de 1925 ascendió a teniente continuando en su destino en el Primer Regimiento, donde permaneció hasta que en el verano de 1931 el Gobierno de la Segunda República decretó la extinción del Cuerpo de Infantería de Marina, por lo que se vio obligado, con 41 años de edad, a pedir su pase al retiro extraordinario debido a la drástica reducción de plantillas, concediéndosele por tanto el ascenso a capitán honorario.

                                   Como abanderado en el Cuartel de Batallones de San Fernando

Tras pasar cinco años retirado, el 19 de julio de 1936, un día después de levantarse en armas gran parte del Ejército en la Península, se presentó voluntariamente en el Departamento Marítimo de Cádiz para solicitar su reingreso al servicio activo, quedando destinado como Juez Instructor de causas de dicho Departamento.
Prácticamente un mes más tarde fue nombrado además Jefe de Sección en las Milicias Cívicas recién creadas en San Fernando para controlar la ciudad en esos críticos momentos, función que compaginó junto con su cargo como Juez de causas.
Ante su insistencia por querer participar en los combates en el frente, el 22 de mayo de 1937 fue destinado provisionalmente como capitán de la 3ª compañía de Infantería de Marina destacada en la localidad de Montoro (Córdoba) incluida en el llamado Grupo Expedicionario que mandaba el comandante don Juan Conforto Thomas.

 
Fernández Fecho en 1936

En ese destino provisional estuvo hasta que en el Boletín Oficial del Estado del día 28 de junio de 1937, fue destinado finalmente a la División 151 del Ejército de Tierra, incorporándose a ella el día 18 de agosto en la localidad de Nieva (Segovia), para mandar una compañía de fusiles del Batallón 288 del Regimiento de Infantería Canarias número 39. 

                                                                               Destino a la División número 151




Al saber esta información tan curiosa, de un Infante de Marina ocupando una plaza de capitán en una unidad del Ejército de Tierra, me puse en contacto con el Archivo General Militar de Ávila, donde se custodia la documentación de la Guerra Civil, y ellos también con gran amabilidad y generosidad, me enviaron dos valiosos documentos: El Diario de Operaciones del Batallón 288 y el Expediente del Hospital Militar de Zaragoza, de donde extraje lo siguiente:
El día 30 de agosto de 1937, pocos días más tarde de tomar el mando de su nueva compañía en Segovia, con motivo de los combates que se estaban produciendo en la zona de operaciones del frente de Aragón, esta 151 División fue enviada al completo al sector de Mediana de Aragón y Belchite. A las 5 de la mañana del día 2 de septiembre el Batallón 288 se concentró en las inmediaciones de La Salada, formando una línea defensiva entre el pueblo de Mediana de Aragón y las alturas de Graneretes, recibiendo un violento bombardeo de la artillería enemiga que produjo más de doce heridos. Éste fue el bautismo de fuego de este Batallón.
El día siguiente, 3 de septiembre, todo el Batallón 288 se trasladó a la Ermita de la Magdalena, donde pernoctaron, y allí fueron bombardeados por la aviación y la artillería enemiga, provocando otros doce heridos, entre ellos el médico del Batallón.



Al amanecer del día 4 de septiembre al Batallón 288 se le ordenó ocupar la altura de Valdelacerralla, enfrentándose a los fuegos de la artillería y fusilería del enemigo y una vez tomada esta posición, y mientras el Batallón 288 se estaba fortificando, fue bombardeado brutalmente por la aviación enemiga. En toda esta dura jornada se produjeron nada menos que 20 muertos y 87 heridos de muy diversa consideración.
Uno de esos heridos fue precisamente el capitán Fernández Fecho, el cual ingresó el mismo día en el Hospital Militar de Zaragoza con pronóstico muy grave por las extensas heridas de metralla que presentaba en espalda, mano izquierda y pierna izquierda, falleciendo a consecuencia de esas heridas cinco días más tarde, concretamente a las once y cuarto del día 11 de septiembre de 1937. Dejó viuda y cuatro hijos.


Certificado de fallecimiento

Dos años más tarde de acabada la guerra, el día 23 de abril de 1941 el Ministerio de Marina dispuso la incoación de un Expediente informativo referente a la actuación de este capitán durante la Guerra Civil, para que sirviera de base si procediera para la concesión de alguna recompensa.
Para realizarlo se designó como Juez Instructor al comandante de Infantería de Marina don Antonio Galindo Pérez. En ese interesantísimo documento aparecen tanto los interrogatorios que se le practicaron a su viuda y a sus más inmediatos Jefes y subordinados, como los informes de comportamiento que elaboraron los organismos del momento en San Fernando: Jefatura local de Falange, Policía y Guardia Civil.
De la declaración de su viuda, doña Francisca Román Gil, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que después de haber hecho su presentación su difunto esposo a las autoridades de Marina el 19 de julio de 1936, prestó sus servicios como capitán en las Milicias Cívicas de San Fernando por exigirlo así las circunstancias, así como de Juez de causas del Departamento, que el 22 de mayo de 1937 pasó a mandar una compañía de Infantería de Marina destacada en Montoro (Córdoba), hasta que pasó destinado a la 151 División de guarnición en Segovia, la cual pasó posteriormente a Zaragoza, en cuyo punto falleció a consecuencia de las heridas recibidas en campaña…”


 Fernández Fecho junto a otros oficiales poco después del 18 de julio de 1936 (obsérvese que aunque la bandera es aún la de la República, ya están colgados los retratos de los generales Queipo de Llano y Varela)

De la declaración del general de Infantería de Marina don Ricardo Olivera Manzorro, Jefe de las Fuerzas de Infantería de Marina en el Departamento de Cádiz en el mes de julio de 1936, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que a este Oficial lo consideró siempre como persona de orden y religiosa, fue un entusiasta del Glorioso Movimiento Nacional y demostró grandes deseos de marchar a uno de los frentes de operaciones para tomar parte activa en el citado Movimiento; lo que pudo lograr y según referencias, cumplió en el frente a las órdenes de Autoridades del Ejército muy bien y mereció felicitación de sus jefes...”

De la declaración del teniente coronel de Infantería del ET don Rafael Olivera Manzorro, Jefe de las Milicias Cívicas de San Fernando durante la guerra, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que este Oficial fue un trabajador incansable durante la organización de dichas Milicias, pero manifestaba en todas las ocasiones sus deseos vehementes de marchar al frente por estimar que allí sería más útil a la Patria y que fue siempre hombre de orden y defensor acérrimo de los ideales de derechas...”
   
De la declaración de su Jefe de Batallón, el 288 del Regimiento del ET Canarias 39, el comandante de Infantería don Ramón León Villaverde, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que el capitán Fernández Fecho actuó con gran espíritu y demostró gran valor principalmente en el duro bombardeo de que fue objeto esta unidad por la artillería enemiga el día 3 de septiembre de 1937 entre La Salada y la Paridera de Mediana, viéndole animando con el ejemplo a su compañía, la cual respondió muy bien a pesar de ser de las primeras veces que entraba en fuego. Que al siguiente día, y después de ser ocupada la altura de Valdelacerralla y en un bombardeo muy intenso de la aviación enemiga, resultó gravemente herido sin que su ánimo decayese en ningún momento…”

De la declaración de su inmediato subordinado en la compañía, el alférez Guillermo Turiel Santiago, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que el día 4 de septiembre de 1937 fueron sorprendidos por la aviación enemiga. En el desconcierto que produjo la aparición de los citados aviones en un lugar en el que solamente nos encontrábamos fuerzas de Infantería sin defensa antiaérea alguna, el capitán Fernández Fecho dio muestras de gran valor al disponer que los soldados tomaran la posición más conveniente en el caso de que los aviones arrojaran granadas.
Hasta el momento de ver que todo estaba dispuesto no se ocupó de su seguridad propia. Yo insté repetidas veces al capitán para que tomara las precauciones del caso, pero solamente después de convencerse de que todo estaba en el mejor orden posible accedió a echarse a tierra y lo hizo justo a mi lado. Los aviones en varias pasadas descargaron gran número de bombas y una de ellas debió de caer muy cerca de nosotros porque incluso nos cubrió completamente de tierra. Una vez que los aviones se alejaron, comenzó el auxilio de los heridos. Yo no pude auxiliar a nadie ya que había sido herido en ambas piernas.
Cuando fui trasladado al puesto de socorro de urgencia, encontré allí al capitán Fernández Fecho tendido en una camilla y con heridas de suma gravedad. Mi capitán no se quejaba en absoluto, solamente se lamentaba del número de soldados que por tan mala suerte habían sido heridos y desde la camilla en la que yacía quería dirigir las operaciones de auxilio y evacuación. Trasladados en ambulancias ingresamos en el Hospital Militar de Zaragoza.
A ambos nos hicieron inmediatamente diversas curas y desde el primer momento se advirtió la gravedad de las heridas que el capitán sufría. A pesar de haber sido solícitamente cuidado, en la mañana del 11 de septiembre de 1937 mi heroico capitán, después de haber recibido los Auxilios Espirituales, entregó su alma a Dios encomendándome que me encargara de trasmitir su despedida a su viuda y familiares...”

De los informes requeridos a la Delegación provincial de Falange en Cádiz sobre el capitán Fernández Fecho, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que no figura afiliado a ningún partido político. Persona de orden cuya conceptuación religiosa, pública y privada es en general buena…”

De los informes requeridos a la Comisaría de Policía de San Fernando sobre el capitán Fernández Fecho, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que aunque en los archivos de esta Comisaría no figuraba afiliado a ningún partido político ni masónico, estaba considerado como persona de ideas izquierdistas, siendo sus reuniones y amistades con personas de esta ideología. No obstante y a pesar de ello, no se le conocieron actividades políticas en ningún concepto. De intachable conducta y moralidad, estaba bien conceptuado entre sus amistades y vecinos…”

De los informes requeridos al Puesto de la Guardia Civil de San Fernando sobre el capitán Fernández Fecho, se extrae textualmente lo siguiente:
“…que aunque carece de antecedentes políticos, sociales y masónicos, a este capitán se le puede considerar como elemento de izquierdas, pues sus reuniones más frecuentes lo eran con personal de esta ideología, pero nunca llegó a significarse en ningún sentido, siendo su conducta intachable y gozaba de generales simpatías…”

El 22 de junio de 1942 el comandante Juez Instructor de este Expediente envió toda esta información al Excmo. Ministro de Marina, haciendo especial hincapié en esa discordancia con sus presuntas ideas políticas según quien fuera el que hablara de él, y ya no se supo nada más. La realidad es que a este familiar mío no se le concedió finalmente ninguna condecoración.
En diciembre de 1943, y a instancias de su viuda, sus restos fueron trasladados desde el cementerio de Zaragoza al de San Fernando, donde permanecen.

Retrato de Fernández Fecho en una orla de la Sala Histórica del Tercio de Armada

Honor y Gloria por todos los que han fallecido en cualquier unidad del Cuerpo, independientemente de la época y de sus ideologías, los cuales estoy seguro que cumplieron hasta el último momento y con todas sus fuerzas nuestro lema:      
¡Valientes por tierra y por mar!

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