EL CAPITÁN DE CORBETA JAIME JANER
Artículo publicado en la web EJÉRCITOS.ORG el 26 de febrero de 2017
Estoy seguro que cualquier habitante de las ciudades marineras de San Fernando o de Marín, a pesar de encontrarse ambas tan alejadas geográficamente, reconoce inmediatamente este nombre al escucharlo, siendo incluso capaz de identificarlo con el de otro de los ilustres marinos que sirvieron en nuestra Armada, y que luego le dieron nombre a alguna calle, edificio o incluso escuela.
Estoy seguro que cualquier habitante de las ciudades marineras de San Fernando o de Marín, a pesar de encontrarse ambas tan alejadas geográficamente, reconoce inmediatamente este nombre al escucharlo, siendo incluso capaz de identificarlo con el de otro de los ilustres marinos que sirvieron en nuestra Armada, y que luego le dieron nombre a alguna calle, edificio o incluso escuela.
Efectivamente
Jaime Janer fue un importante marino, y a la vez también científico, cuyos
conocimientos se los brindó a nuestra industria militar, llegando a ser
reconocido, en su día, como el primer especialista en Artillería y Tiro naval
de España.
Jaime
Janer Robinson nació en el año 1884 en la localidad estadounidense de Savannah,
donde su padre servía como Cónsul español, y con sólo catorce años ingresó en
la Escuela Naval Militar de San Fernando, tras obtener la décima plaza en una
dura y competida oposición.
Después
de ascender a Alférez de navío el día 1 de marzo de 1905, continuó sus estudios
en la Escuela de Armas submarinas de Cartagena, donde obtuvo el título de
Ingeniero torpedista y electricista. Un año más tarde, y gracias a sus
conocimientos en inglés, tradujo para la Armada el “Manual de la Teoría de la
Telegrafía sin hilos” de Guillermo Marconi, al cual le añadió una interesante
segunda parte sobre mantenimiento y reparaciones, escrita por él mismo.
Tras
ésto, se dedicó a instalar esos aparatos por todos los buques de la Marina y,
tras haberse convertido en un verdadero erudito en esta materia, presentó a los
altos mandos de la Armada varios inventos suyos, tales como un innovador
transmisor de distancias desde el telémetro de las piezas de artillería, un
torpedo dirigido por ondas hertzianas y una dirección de tiro eléctrica y
automática para el tiro naval, pero en ninguno de los casos obtuvo ni apoyo ni
interés. Aún así, tanto era su conocimiento en todas estas nuevas tecnologías,
que en 1912 fue invitado a participar en un Congreso internacional para regular
el uso de las estaciones radio en los buques, motivado principalmente por lo
ocurrido durante el hundimiento del “Titanic”.
Tras
ascender a Teniente de navío, fue destinado como Oficial Director de tiro del
Acorazado España, donde aparte de tener que lidiar contra los anticuados
procedimientos del tiro naval, continuó con su labor investigadora,
aumentándola notablemente con la publicación de una decena de libros, la
mayoría de interés profesional, cuyos títulos más famosos fueron “Balística
exterior: telemetría y tiro naval”, “Manual de Instrucción de apuntadores de
cañón” y “La estereofotogrametría y su aplicación a la calibración de la
artillería”.
Pero
sin duda, su mayor contribución a la Artillería naval se produjo tras la
publicación en la Revista General de Marina de abril-mayo de 1914, de un
artículo titulado “Fire Control”, donde impulsaba enormemente el estudio del
tiro naval y el perfeccionamiento del material, lo cual le hizo acreedor de una
Cruz al Mérito Naval y que su revolucionaria nueva doctrina se tuviera en
cuenta para la Segunda Ley de Escuadra del Ministro Miranda.
Ya
de Capitán de corbeta, y después de muchos años de insistir en su viabilidad,
en el año 1921 inauguró la Escuela de Tiro Naval que se instaló en la villa de
Marín (Pontevedra), donde ejercería la función de Jefe de Estudios durante tres
años y donde se impartieron, con gran acierto, todas sus nuevas teorías y
adelantos.
Desgraciadamente,
el día 3 de marzo de 1924 la fatalidad quiso que, mientras participaba en la
Campaña de África como tercer Comandante del Crucero Cataluña, falleciera a
consecuencia del impacto de un proyectil enemigo lanzado desde la costa,
mientras se encontraba en cubierta junto a sus marineros, truncándose así de
imprevisto una más que brillante carrera científica y militar. Sus restos reposan
en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando. En su antigua Escuela, hoy la Escuela Naval Militar de Marín, también se erigió un monolito en su honor.
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