LA INFANTERÍA DE MARINA EL 18 DE JULIO DE 1936
Artículo publicado en la revista HISTORIA DE LA GUERRA núm. 8 de junio de 2018
Hoy en día, a pesar de haber trascurrido ya más de ochenta años, esta histórica fecha sigue generando cientos de comentarios enfrentados, muchas veces alimentados por algunos sectores políticos. Por éso, como todavía es tan complicado escribir sobre ese día, y para evitar suspicacias, lo correcto es ceñirse sólo a lo documentado.
Esta
fecha corresponde al día en el que un grupo de militares, descontentos con el gobierno
republicano, se levantó en armas contra él. La justificación de este
levantamiento, un golpe de Estado en toda regla, fue el caos que en esos años
reinaba en España, el acercamiento a los soviéticos y los delitos que estaban
cometiendo los simpatizantes del Frente Popular, en prácticamente todas las
ciudades.
Este
golpe de Estado en realidad fue el tercero que se intentaba contra la
República, los dos primeros habían fracasado, y este tercero estuvo dirigido
por los generales José Sanjurjo y Emilio Mola y fue apoyado, entre otros, por
los también generales Gonzalo Queipo de Llano, Alfredo Kindelán, Andrés
Saliquet, Manuel Goded, Joaquín Fanjul, Luis Orgaz, Miguel Cabanellas, José
Enrique Varela y Francisco Franco, quien un día después, y tras haber volado
desde su destino en Canarias hasta Tetuán, tras hacer escala en Agadir y
Casablanca, se puso al mando del Ejército de África en el Protectorado español
de Marruecos. Según el plan, estas fuerzas tendrían que cruzar el estrecho y
avanzar hasta tomar Madrid, donde se instauraría un Directorio Militar, presidido
por el general Sanjurjo.
Tras
fracasar de manera parcial este golpe al no conseguirse el apoyo de algunas
Comandancias militares de varias ciudades importantes (Madrid, Barcelona,
Valencia y Bilbao), las Fuerzas Armadas españolas se dividieron según se
pronunciase la zona donde estaba su destino, comenzando una Guerra Civil en
todo el territorio.
Además,
tras morir Sanjurjo en un accidente de avión en Portugal, precisamente cuando se
iba a poner al mando del levantamiento dos días más tarde, se formó una Junta
de Defensa Nacional con sede en Burgos para dirigir la guerra, compuesta por
siete generales y presidida por el más veterano de todos ellos, Miguel
Cabanellas.
Con
respecto a la Infantería de Marina, ésta figuró también durante la Guerra Civil
en los Ejércitos de las dos Españas, a pesar de que estaba declarada a
extinguir[1], y que sus plantillas
estaban bastante reducidas tras pasarse de tres Regimientos en cada uno de los
Departamentos Marítimos, a tres Grupos de entidad Batallón[2], más una Compañía de
Ordenanzas en Madrid para el servicio en el Ministerio.
De
esta manera, las unidades de Madrid y Cartagena se mantuvieron en el bando
republicano y las de San Fernando y Ferrol se incorporaron en el que se conoció
como el bando nacional.
Madrid, fiel al Gobierno republicano.
En
concreto, desde el primer momento del día 18 de julio, la ciudad de Madrid y
las unidades allí establecidas continuaron siendo leales al Gobierno de la
República. Por parte de la Infantería de Marina, el Jefe de la Sección de
Infantería de Marina del Cuartel General de la Armada, el general de brigada
Rafael Moratinos, se manifestó del lado del Gobierno, igual que diverso
personal destinado en otras dependencias de la Marina, del propio Ministerio o
en la llamada Compañía de Ordenanzas y
Asistentes del Ministerio de Marina, cuyo capitán, Fernando de la Cruz
Lacaci, tras ser cesado de su puesto por falta de confianza, se pasó a los
nacionales.
Marineros e infantes de Marina en la Estación de Radio de la Armada de Madrid a finales del mes de julio de 1936 (foto Videa. Mundo Gráfico)
De
entre todos los personajes de aquellos días, el que más destacó en el ámbito de
la Infantería de Marina española fue el comandante Ristori de la Cuadra[3]. Ese caótico día del mes
de julio, el comandante Ristori se encontraba desempeñando el cargo de Ayudante
del Ministro de Marina y según las crónicas, fue junto con el oficial
radiotelegrafista Benjamín Balboa, los que se negaron a trasmitir los mensajes
que incitaban a la sublevación militar que se habían recibido en la Central
radiotelegráfica de Madrid, enviando en su lugar mensajes con la orden de
continuar siendo fieles al Gobierno. Así se consiguió que gran parte de las
unidades navales continuasen en el bando republicano.
El comandante Ristori en los primeros días de la Guerra, junto a milicianos y guardias de asalto (foto AGA)
Por su comportamiento en esos
decisivos momentos, Ristori fue condecorado con la Placa Laureada de la Segunda
República, equivalente a la Cruz Laureada de San Fernando.[4]
San Fernando, sin apenas oposición.
Por su
parte, en la localidad de San Fernando (Cádiz), que es donde se encontraba el Primer Regimiento de Infantería de Marina,
denominado entonces como Grupo de Fuerzas
de Infantería de Marina de la Base Naval de Cádiz, ese mismo día 18 de
julio, el teniente coronel Ricardo Olivera Manzorro, a quien la República le
había retirado la confianza pocos días antes, tomó el Ayuntamiento y se erigió
como Comandante Militar de la plaza, publicando el bando de guerra y ordenando
a las Fuerzas de Infantería de Marina la ocupación de los todos los puntos
estratégicos de la ciudad y sus alrededores.
Esa
ocupación militar se realizó con rapidez y con poca oposición, ofreciendo sólo
algo de resistencia la cercana localidad de Puerto Real y dos buques que se
encontraban en el Arsenal de La Carraca, el “Lauria” y el “Cánovas”, cuyas
dotaciones se habían mantenido fieles a la República. Contra esos buques se
enfrentó la Compañía de Guardias de Arsenales del capitán de Infantería de
Marina Antonio Ristori Fernández[5] y ambos buques, tras
resistir durante tres días el ser cañoneados desde el muelle y bombardeados por
aviones provenientes de Sevilla, finalmente se rindieron, siendo los miembros
de estas dotaciones desarmados, detenidos y, después de celebrárseles los
correspondientes Consejos de Guerra, ejecutados por fusilamiento por haberse
opuesto al levantamiento del Ejército y de la Marina.
Tropas de Infantería de Marina en el ayuntamiento de San Fernando en julio del 36 (Foto Quijano)
Por
otra parte, la Compañía del capitán de Infantería de Marina Juan Conforto
Thomas fue enviada en la noche del mismo día 18 hacia Puerto Real, donde los
miembros del partido comunista que allí existía se habían organizado para la
defensa del pueblo tras requisar las armas del cuartel de la Guardia Civil,
quemar las iglesias y cortar con zanjas y barricadas las carreteras que
enlazaban con San Fernando y con el Puerto Santa María. Pero al final, en la
misma mañana del día 19 las tropas de Infantería de Marina tomaron Puerto Real
con poca dificultad y el capitán Conforto fue nombrado Comandante Militar de
esa plaza.
Ricardo Olivera Manzorro, jefe del Regimiento de IM de San Fernando en julio del 36 (foto AE)
A
partir de ahí el Primer Regimiento de
Infantería de Marina de San Fernando se organizó durante el resto de la guerra
en tres Grupos Expedicionarios que participarían principalmente en los Frentes
de Córdoba, Badajoz y Málaga. Por los hechos en los que participó este Regimiento
durante estos días, le fue concedida la Medalla militar colectiva con el
pasador de “San Fernando” y al teniente Rafael Barrionuevo Pérez, quien tuvo
una destacada actuación en los combates en el Arsenal de La Carraca, la Medalla
militar individual.
Cartagena, el núcleo de la Marina de Guerra
republicana.
En
Cartagena, el Grupo de Fuerzas de
Infantería de Marina de la Base Naval de Cartagena, hasta poco antes
denominado como Tercer Regimiento de
Infantería de Marina, se mantuvo en el lado republicano, el cual tuvo una
actuación destacada los primeros días, siendo su contribución fundamental para
que la sublevación militar fuera sofocada sin dificultad.
De
hecho, cuando el Arsenal de Cartagena fue rodeado por multitudes de ideologías
de izquierda exigiendo armas y que sus militares se mantuvieran fieles al
Gobierno, se hizo cargo del cuartel de Infantería de Marina el comandante Diego
Baeza Soto, junto con los capitanes Marciano Gutiérrez, Ginés Sánchez Balibrea,
Antonio Luque Ramírez y Juan Luque Canís, quienes rápidamente acataron su
autoridad y se manifestaron seguidores acérrimos de la República.
El capitán Sánchez Balibrea, leal a la República desde el primer momento (foto familiar)
Tras
destituir al teniente coronel Francisco Ariza, Jefe del Grupo, él y los comandantes
José María Rodríguez Patudo, Carlos Coll y Esteban Dodero, por ser todos
sospechosos de estar implicados en el golpe, fueron detenidos y encerrados a
bordo del “Sil” y del “España número 3”, habilitados como buques prisión, junto
con la mayoría de la oficialidad de los buques atracados en la Base Naval. A lo
largo de las semanas siguientes, miembros de la denominada “Guardia Roja”, formada
principalmente por marinería extremista incontrolada, ejecutaron y arrojaron al
mar a todos los oficiales que tenían retenidos en ambos buques. En total
durante la represión republicana de los primeros días, se calcula que fueron
asesinados más de 386 marinos de todos los Cuerpos de la Armada, muchos sin ni
siquiera un juicio previo.
La
conservación de Cartagena significó que gran parte de la Flota (un acorazado,
tres cruceros, trece destructores y doce submarinos) permaneciera con el
Gobierno de la República, evitando el dominio del mar por el bando nacional en
los primeros compases del conflicto. Poco después este Grupo comenzó a ser denominado
Regimiento Naval número uno[6] y su mando fue el comandante
de Infantería de Marina Diego Baeza Soto.
Infantes de Marina republicanos sirviendo un cañon antiaereo Oerlikon tipo S de 20mm. Arsenal de Cartagena (Archivo Manuel León)
Este
Regimiento Naval, con una entidad aproximada de 11.000 hombres, generó tres
Brigadas de Infantería de Marina, con cuatro Batallones cada una, denominadas
como 151ª Brigada Mixta, 94ª Brigada Mixta y 95ª Brigada Mixta. La primera combatió
en los frentes de Málaga y en el de Madrid, y las otras dos en el frente de
Aragón.
Infantes de Marina de la República en el frente (foto Robert Capa)
Ferrol, algunas dudas iniciales.
En la
ciudad de Ferrol, después de dos días de indecisiones por parte de los mandos
superiores, el día 20 de julio, y con Cartagena y Cádiz decantados claramente
cada uno por un bando de la Guerra Civil Española, el teniente coronel Enrique
De la Huerta tomó la iniciativa de sacar a las calles de Ferrol las Fuerzas del
Segundo Regimiento de Infantería de
Marina, en ese momento también denominado Grupo de Fuerzas de Infantería de Marina de la Base Naval de Ferrol,
para garantizar el orden en esta ciudad gallega, arrestándose en primer lugar
al contralmirante Azarola, jefe del Arsenal, que había permanecido en su
despacho tras declararse leal a la República[7].
Con
poca dificultad aseguraron el núcleo obrero cercano a los Astilleros y tomaron
la Casa del pueblo y el Ayuntamiento, pero al igual que ocurrió en el Arsenal
de La Carraca, en el Arsenal de Ferrol también hubo algunos buques que se
mantuvieron fieles a la República. Éstos fueron el acorazado “España”, el
crucero “Almirante Cervera” y el transporte “Contramaestre Casado”.
Contra
esos buques se enfrentó la Compañía de Guardias de Arsenales del capitán de
Infantería de Marina Antonio Suárez, el cual, aunque había recibido la orden
desde Madrid de abrir las puertas del Arsenal y armar al pueblo, se negó
rotundamente a ello, a pesar de ser ya una gran multitud la que se agolpaba en
las puertas para tomar el Arsenal, siendo repelidos por las fuerzas de
Infantería de Marina.
En
esos enfrentamientos fue herido de muerte el teniente de Infantería de Marina
Pedro Chereguini mientras cubría con una ametralladora la puerta del dique del
Arsenal, falleciendo tiempo después debido a esas heridas mal curadas.
Tras
dos días de combates y tiroteos entre las tropas de Infantería de Marina y las
dotaciones de los buques, los cuáles incluso llegaron a abrir fuego con sus
cañones contra los edificios próximos, finalmente éstos se rindieron, siendo
sus tripulaciones desarmadas y detenidas[8].
Enrique De la Huerta, jefe del Regimiento de IM de Ferrol (foto AE)
A
partir de ahí se terminó de controlar completamente la ciudad de Ferrol, y el Segundo Regimiento de Infantería de Marina,
aparte de proporcionar las guarniciones en varios buques importantes de la
Armada, también incorporó al Ejército de Galicia un Batallón Expedicionario que
participaría en los frentes conocidos como de Asturias, de Vascongadas y de Aragón.
Debido a su participación en estos días, a este Regimiento ferrolano se le
concedió la Medalla militar colectiva con el pasador de “Ferrol” y a su Jefe,
el teniente coronel De la Huerta, la Medalla militar individual.
[1] Según el Decreto de 10 de julio de
1931, en su capítulo VIII, artículo 51, firmado por el Ministro de Marina
Casares Quiroga.
[2]
Estos Grupos estaban compuestos por
dos Compañías de fusiles, una de ametralladoras y una de Guardias de Arsenales,
sumando en total unos 450 efectivos aproximadamente cada uno.
[3]
Ambrosio Ristori de la Cuadra era
grado 33 de la masonería e hijo del famoso General Ambrosio Ristori Granados, héroe
de la guerra en Filipinas, conocido como el manco de Bacoor tras su meritoria acción
en el puente Banalo el 1 de junio de 1898.
[4] Dos días más tarde estuvo también presente
en el violento asalto al Cuartel de la Montaña y poco después, ante el avance
de las tropas nacionales hacia Madrid, se puso al mando de unas milicias
populares. Murió el 19 de octubre de 1936 en la batalla de Illescas (Toledo), dirigiendo
una operación en el sector del río Tajo.
[5]
Este oficial, once años más tarde y
ya con el empleo de teniente coronel, se distinguiría por dirigir el auxilio de
las víctimas de la explosión de Cádiz, al mando de fuerzas del Tercio del Sur.
[6] Creado en respuesta a la actuación de
este Grupo de Infantería de Marina en contra del alzamiento militar y su papel
en la represión de la sublevación en esta plaza; lo que incluso llevó al
Gobierno de la Segunda República a promulgar un Decreto, el 28 de junio de
1937, donde reconocía el error cometido al declarar a extinguir al Cuerpo y proponiendo
impulsar de nuevo su crecimiento.
[7] Tras celebrársele consejo de guerra, se
le condenó a muerte por el delito de abandono de destino e inhibición de
funciones. Fue pasado por las armas el 4 de agosto en el cuartel de Dolores.
[8]
Poco más tarde, en diversos
Consejos de Guerra fueron condenados a muerte 136 miembros de estas dotaciones,
en su gran mayoría suboficiales y marineros, siendo fusilados.
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