LA LEGIÓN EN AFGANISTÁN


Artículo publicado en la revista HISTORIA DE LA GUERRA núm. 19 de septiembre de 2020



Después de los atentados en suelo estadounidense del 11 de septiembre de 2001, el gobierno del presidente Bush lanzó el 7 de octubre, en Afganistán, la operación denominada “Libertad Duradera”. El objetivo principal de esta operación fue ocupar este país asiático para derrocar al autoproclamado Emirato Islámico de los talibanes, dirigidos por el emir Mulá Omar, de quien se sospechaba que daba cobijo a Osama Bin Laden y a otros dirigentes de Al-Qaeda, declarados ideólogos de dichos atentados. 

Así daría comienzo la conocida como la “Guerra de Afganistán”, basándose Estados Unidos en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, relativo al derecho a la legítima defensa. De esta manera, se ejecutaba la “Doctrina de agresión positiva”, o “Doctrina Bush”, en la que este dirigente manifestaba su derecho a tratar también como terroristas a todos aquellos países que los ayudaran. Esta operación “Libertad Duradera” se realizó principalmente en las regiones este y sur del país afgano, justo en la frontera con Pakistán.

Prácticamente dos meses más tarde, el 20 de diciembre, dio comienzo otra operación militar, independiente de la anterior, ejecutada por la llamada Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF). En esta ocasión fue establecida mediante la Resolución 1.386 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y su misión principal fue conseguir que el nuevo gobierno interino que iba a dirigir Afganistán pudiese ser capaz de mantener pacificado todo su país, así como apoyar al desarrollo de unas eficaces Fuerzas Armadas y de Seguridad propias, que crearan unas condiciones necesarias para su reconstrucción y estabilización. 

Fueron muchos los países que se unieron a ISAF, y en concreto España lo hizo tras la autorización del Consejo de Ministros del 27 de diciembre de ese mismo año 2001, comenzando así la participación española con unidades de ingenieros, transmisiones y apoyo logístico. El nombre de la contribución de España sería operación “Reconstrucción de Afganistán”, también conocida como operación “Romeo Alfa”, desplegando desde ese momento diversas agrupaciones tácticas denominadas ASPFOR (Afganistán SPanish FORce), con una entidad que, aunque varió en ocasiones, siempre estuvo alrededor de entre los quinientos y el más del millar de efectivos (el máximo fue en el año 2009 con un total de 1.521 militares españoles desplegados).

El 11 de agosto de 2003 la OTAN se hizo cargo de ISAF, convirtiéndose así en la primera operación de la Alianza realizada fuera de Norteamérica y de Europa. Esta Fuerza Internacional se organizó en una veintena de Equipos de Reconstrucción Provincial, los conocidos como PRT (Provincial Reconstruction Teams), pertenecientes a más de cincuenta países, siendo incluso algunos de fuera de esta organización militar. La misión de estos PRT sería la de constituir una fuerza de seguridad preparada para actuar en su correspondiente área de responsabilidad, a la vez que integrar elementos sanitarios y de cooperación cívico-militar, necesarios para las labores de reconstrucción, así como otros diferentes elementos logísticos y de apoyo al tráfico aéreo, en beneficio de la acción del gobierno interino en cada territorio. 

Para el Ejército español en Afganistán, el año 2005 sería de gran importancia, tras asumir el 18 de mayo el mando de la FSB “Camp Arena” de Herat (Forward Support Base o Base de Apoyo Avanzado) y hacerse cargo el 19 de agosto del PRT de Qala-i-Naw, capital de la montañosa provincia de Badghis, situada al noroeste del país con una extensión de cerca de 22.000 km2, y que destaca por la dureza del terreno, con mucho desnivel y pocas vías de comunicación. Para completar su misión, en ese PRT español se incluyó un componente civil de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Igualmente, también se integraron equipos de desactivación de explosivos, de inteligencia y de control aerotáctico o TACP (Tactical Air Control Party), proporcionados por el Ejército del Aire y por la Infantería de Marina, cuya ocupación sería la adquisición de blancos y el control del apoyo de fuego proporcionado por cualquier tipo de unidad aérea, incluidos los UAV (Unmanned Aerial Vehicles).



Y de esta manera, en febrero de 2006 llegó el momento de comenzar la participación en Afganistán de la Brigada de La Legión “Rey Alfonso XIII”. La primera sería la ASPFOR XIII, conformada en base a la VIII Bandera “Colón” del Tercio “Juan de Austria” 3º de La Legión, ubicada en Viator (Almería). Dos años más tarde, en marzo de 2008, La Legión volvería a Afganistán, en este caso con la ASPFOR XIX, formada por la otra Bandera del tercer Tercio: la VII Bandera “Valenzuela”, también desde Viator. De nuevo tras otros dos años, en marzo de 2010, y en este caso procedentes de Ronda (Málaga), se enviaría a la ASPFOR XXV, con unidades del Grupo de caballería “Reyes Católicos” y del Tercio “Alejandro Farnesio” 4º de La Legión. Finalmente, después de dos años más, desplegaría la ASPFOR XXX en enero de 2012. Esta agrupación sería la última compuesta mayoritariamente por legionarios y estuvo organizada de nuevo por la VII Bandera del Tercio “Juan de Austria” de Almería. 


Las agrupaciones tácticas de La Legión en detalle.

En ASPFOR XIII (2006), al mando del coronel Alonso Miranda, también estuvo integrado personal del segundo Batallón de helicópteros de maniobra de las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra) y de la Agrupación Logística nº 21 de Sevilla. Como todas las que vendrían después, se organizó en dos bloques fundamentales: uno en el PRT de Qala-i-Naw, y otro en la FSB de Herat, compartida con los italianos, desde donde desarrollarían sus cometidos, a través del Organismo Coordinador Regional del Área Oeste, una Fuerza de Reacción Rápida de entidad compañía (llamada QRF por sus siglas en inglés, y capaz de actuar en cualquiera de las cuatro provincias de aquella zona del país), una Unidad de helicópteros y el Núcleo de Apoyo Logístico (ANSE), fundamental para procurar la obtención, gestión y mantenimiento de todos los recursos necesarios para el contingente español. Relevaron a los cazadores de montaña el día 6 de febrero de 2006 y permanecieron en zona hasta el 14 de junio, en el que fueron relevados por los paracaidistas. A esta agrupación de La Legión le correspondería el delicado honor de protagonizar el primer ataque dirigido directamente contra tropas españolas en Afganistán. Ocurrió en la noche del 15 de abril, cuando una patrulla de 25 legionarios tuvo que repeler a tiros a unos insurgentes, a unos 50 kilómetros de Herat, después de que éstos les disparasen con fusiles AK-47. Aunque no hubo ninguna baja entre los españoles, desde ese momento quedó claro el aumento de la violencia en aquella misión. 

Durante la misión de la ASPFOR XIX (2008), se fue extendiendo paulatinamente el control territorial por toda su área de responsabilidad, por supuesto en cooperación con las autoridades afganas, sobre todo con el objetivo de conseguir la libertad de movimientos en toda la ruta hacia Bala Murgab, de gran importancia logística y operativa. En esta agrupación también hubo efectivos de las FAMET y de la Agrupación de Apoyo Logístico nº 22 de Granada. Permaneció en zona cuatro meses, después de relevar a la agrupación del Mando de Canarias el 12 de marzo de 2008, hasta el 13 de julio, momento en el que fueron sustituidos en la misión por fuerzas de la Brigada Paracaidista. Su jefe fue el coronel Pérez García. En este periodo también se produjeron importantes combates contra la insurgencia, algunos de varias horas, que conllevaron la concesión entre los legionarios de varias cruces al mérito militar con distintivo rojo (máxima condecoración española en tiempo de paz, o sin guerra declarada), así como de diversas citaciones como distinguidos en la orden general, que implican el reconocimiento al valor. Además de la compañía de protección que se instaló en el PRT de Qala-i-Naw, en “Camp Arena” (Herat) la compañía QRF fue denominada por los legionarios como “Valenzuela”, nombre de la Bandera de origen de esta compañía, correspondiente a uno de los emblemáticos comandantes del Tercio de extranjeros. Esta compañía estaba encuadrada dentro del batallón italo-español “Ambrosio de Spínola”, liderado por España y que a su vez contaba con dos compañías italianas (una de la brigada “Folgore” y otra de la “Bersaglieri”). Esta compañía, por lo general, cada mes realizaba diferentes tipos de operaciones de una duración habitual de una o dos semanas (si bien durante la operación “Bazar” de junio se llegó a permanecer hasta 45 días fuera de Herat). En ellas se ocupaban destacamentos para asegurar la “Ring Road” y otras rutas, que se denominaban FOB (Forward Operating Bases). Pero sin lugar a dudas, la mayor complicación eran los desplazamientos, de cientos de kilómetros, pero siempre de manera táctica, con la columna de vehículos perfectamente articulada en vanguardia, grueso y retaguardia. Por supuesto se estudiaban y reconocían concienzudamente todos los puntos comprometidos del itinerario, incidiendo en aquellos donde ya se hubieran producido anteriores emboscadas o acciones con artefactos explosivos improvisados IED (Improvised Explosive Device), en los que, si se veía necesario, se solicitaba también la acción de los zapadores. De tal manera que un recorrido que en España podría realizarse perfectamente en cinco o seis horas, en Afganistán podría durar uno o dos días. Lógicamente la seguridad mandaba. 

También habría que resaltar que esta compañía “Valenzuela” fue la primera unidad española que pisó Bala Murghab, duramente disputada entre talibanes y el ejército regular afgano (ANA) durante toda la guerra, para reconocer una zona sobre la que se asentaría una futura base patrullas, mediante un helitransporte con tres Chinook escoltados por dos Mangusta.

La ASPFOR XXV (2010) estuvo al mando del coronel Martín Bernardi y permaneció en zona desde el 20 de marzo de 2010, tras relevar a los cazadores de montaña, hasta el 19 de julio que fueron relevados nuevamente por los paracaidistas. A este contingente se incorporaron también miembros de la unidad de helicópteros V de las FAMET de Colmenar Viejo, así como de la Unidad de Apoyo Logístico nº 21 de Sevilla. Esta agrupación se dividió en varios asentamientos, tanto en la FSB de Herat como en Qala-i-Naw (uno en la Base “General Urrutia” y otro en la Base Provincial de Apoyo que se encontraba en esos momentos en construcción, al lado del aeropuerto). Esta agrupación vivió un crecimiento importante en el número de efectivos, contándose por primera vez con un batallón completo organizado sobre la base de la X Bandera “Millán Astray”. Así se pudo aumentar la presencia en toda el área de responsabilidad española, y garantizar la libertad de movimientos en la “Ring Road”, carretera que circunvala todo Afganistán y cuyo único tramo aún en construcción se encontraba precisamente en la provincia de Badghis, en el peligroso valle del Murghab, convertido así en uno de los objetivos prioritarios de la ISAF. Para apoyar su finalización, se construyó a su vez la denominada ruta “Lithium”, paralela a la anterior, que permitía circular por el norte y el sur de ese valle, aislando a los talibanes, y que fue financiada por la Agencia Española de Cooperación. Además, con este mismo objetivo de protección de vías de comunicación, entre abril y junio, se abrieron dos Puestos Avanzados de Combate de entidad compañía. Estos destacamentos, formados por tiendas de campaña rodeadas de sacos terreros, bloques de hormigón y barreras de hesco bastion, serían conocidos como COP por sus siglas en inglés Combat OutPost, y tenían la misión principal de mantener la influencia del gobierno por toda la zona, en coordinación con el ejército afgano.  La “COP Bernardo de Gálvez” se situó en la localidad de Ludina y la “COP Rickets” en la de Moqur. Este aumento de la actividad española aumentó también los ataques de la insurgencia, tanto con fusilería como con cohetes, destacando la acción del 6 de junio en Sang Atesh, donde serían heridos de distinta gravedad varios legionarios.

La ASPFOR XXX (2012) ya tuvo su sede principal en la Base Provincial de Apoyo de Qala-i-Naw “Ruy González de Clavijo”, PSB en sus siglas en inglés (Provincial Support Base). Se mantuvo en zona desde el 26 de enero al 14 de junio de 2012, relevando a la agrupación generada por la Jefatura de Tropas de Montaña y la Brigada “San Marcial” y siendo relevada por la de la Brigada Paracaidista. Su jefe fue el coronel Demetrio Muñoz y estuvo estructurada principalmente por el PRT de esa localidad, la Bandera de Maniobra “Task Force Badghis” y las diferentes Unidades de capacitación y apoyo, tales como una unidad de protección y seguridad, una unidad de cooperación cívico militar (CIMIC), una unidad de operaciones psicológicas (PSYOPS), un Grupo aéreo avanzado, los equipos TACP del Ejército del Aire y de la Infantería de Marina, y las necesarias unidades logísticas, de zapadores, de transmisiones y de apoyo sanitario. También existió una Unidad Logística Retrasada (ULOG-R) en la Base de Apoyo Avanzado “Camp Arena”, en Herat. Durante esta misión continuarían los violentos ataques de la insurgencia, produciéndose numerosos incidentes que pondrían a prueba otra vez la alta capacitación de los militares españoles. En el tiempo del despliegue de esta agrupación, ante la necesidad de ampliar la seguridad por toda la provincia de Badghis, se mantuvieron dos de los tres Puestos Avanzados de Combate de entidad compañía que el Ejército español había establecido para proteger la “Ring Road” y las rutas “Lithium”, “Sulphure” y “Opal”. El tercero, la “COP Hernán Cortés”, que había sido creado un año antes en Darrah-i-Bum, fue transferido a los afganos en el mes de abril. La “COP Bernardo de Gálvez” de Ludina y la “COP Rickets” de Moqur se entregarían al ejército afgano un año más tarde, en 2013. 


Otro tipo de misión en Afganistán: los OMLT.

Paralelamente, desde el año 2009 también se enviarían a Afganistán cuatro relevos, prácticamente consecutivos, de miembros de La Legión conformando diversos OMLT (Operational Mentoring and Liaison Teams o Equipos operativos de mentorización y enlace), formados por unos 45 militares, con la misión de asesorar e instruir a unidades del ejército afgano, sobre todo batallones de Infantería. La distribución era la siguiente: tanto la PLM como el jefe del OMLT y su segundo, eran los mentores de sus homólogos en el batallón afgano (Kandak). Además, existían seis equipos de mentores, con personal español de todos los empleos, uno para cada una de las cuatro compañías de fusiles del Kandak, otro para la compañía de mando y apoyo, y otro para la compañía de servicios. Normalmente el personal de estos OMLT, además de realizar sus tareas propias, tenían que realizar otras tareas logísticas o de sostenimiento, o incluso guardias de seguridad, en los destacamentos donde se encontraran basados. El primer OMLT con personal de La Legión fue al mando del teniente coronel Lamsfus Galguera, desde octubre de 2009 a mayo de 2010, y el siguiente, liderado por el teniente coronel Salgado Moreno, estaría desplegado desde junio a diciembre de 2010. Luego irían otros dos casi en el mismo periodo de tiempo; uno mandado por el teniente coronel Manso Ortega, que saldría de España en septiembre de 2011 y el otro en octubre, con el teniente coronel Martel Gómez al frente. Ambos estarían en zona hasta el mes de abril de 2012. 


Experiencias legionarias.

Hasta aquí sería la descripción técnica de la amplia participación de La Legión en Afganistán, nada menos que cuatro agrupaciones tácticas y cuatro equipos de mentorización, pero como a la gran mayoría de nuestros lectores lo que más les interesa son las historias humanas, las vividas realmente por nuestros militares, desde esta redacción hemos tenido el honor de poder contactar con varios legionarios, de todos los empleos, que amablemente han querido colaborar con este artículo contándonos sus propias experiencias. Unos han preferido quedar en el anonimato y otros no. De éstos últimos, sería una insensatez no trascribir aquí textualmente las interesantes palabras proporcionadas por algunos de ellos.

El primero sería el comandante de La Legión D. Antonio Muñoz Galdeano. Este oficial pisó por primera vez el teatro de operaciones de Afganistán en el mes de noviembre del año 2009, como capitán de la Compañía de Protección del PRT de Qala-i-Naw, estando entonces destinado en el Batallón “Badajoz” de cazadores de montaña, haciéndose acreedor incluso de una Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo. Estando ya destinado en el Tercio “Alejandro Farnesio” 3º de La Legión, volvió a Afganistán en 2011 como jefe de S-3 (operaciones) del OMLT Infantería 2/3-IV “Colón” y mentor del S-3 del batallón afgano Kandak 2/3/207, destacado en la “COP Rickets” de Moqur. En concreto, la labor diaria de este comandante era la realización, con el S-3 afgano, del programa mensual de adiestramiento, de efectuar el control de las operaciones en las que estaban desplegados los militares afganos, de la confección del Diario de Operaciones y las diferentes FRAGOS (orden fragmentaria que complementa una Orden de Operaciones), así como del control de los diferentes cursos que eran impartidos por la OMLT, como de la designación y control de las diversas patrullas que se ejecutaran. 


Sobre su participación en esta Operación, el comandante Muñoz Galdeano nos confesó que «La misión del OMLT fue tan compleja, que los días pasaban a gran velocidad, sin demasiado tiempo para el ocio, estando concentrados en el desarrollo de nuestros cometidos de forma continua durante todo el despliegue. Las condiciones de vida, sin ser malas, eran austeras si la comparamos con otras bases, tanto en el propio Afganistán como en otros despliegues en los que he participado. Un punto a destacar fueron las misiones realizadas en “partnering” con unidades afganas y de ISAF. En ellas debía existir un planeamiento previo de los mentores con sus contrapartes y de los de ISAF con los capacitadores, así como una puesta en común de ambos planeamientos y, sobre todo, una coordinación de las intenciones y la conveniencia de la actividad por ambas partes... lo que no siempre resultaba fácil. El trato con los mentorizados afganos era muy cordial; yo mentoricé a los capitanes Jalaludin y Abdull Wase Muradi, ambos con gran experiencia en combate y con muchas ganas de trabajar y aprender, lo que facilitaba bastante el desempeño de mis cometidos».

De todos los sucesos en los que se vio involucrado este comandante, él mismo nos destacó el del incidente del 25 de febrero de 2012, cuando a las ocho y media de la mañana explosionó un IED en el campamento del batallón afgano, junto a su centro de operaciones tácticas (TOC) y de comunicaciones, y donde los legionarios españoles actuaron con gran profesionalidad en el tratamiento de los heridos, destacando especialmente los miembros de la Célula de estabilización de la Base y los cabos 1º Francisco Javier Prieto Martínez y Félix Jesús Pérez Fernández, que fueron condecorados con la Cruz al Mérito Militar con distintivo azul. Al final hubo que lamentar el fallecimiento de seis militares afganos, resultando heridos más de doce, la mayoría críticos. En palabras del comandante Muñoz Galdeano, «después de ésto, todo el personal afgano, tanto militares como trabajadores locales, dieron multitud de muestras de agradecimiento hacia los soldados españoles por la ayuda prestada sin escatimar esfuerzos. Con esta actuación se dio un gran paso en la mentorización, debido a que el ANA tomó conciencia de que no sólo éramos una unidad española que estábamos allí para instruirles, sino que realmente éramos hermanos de armas». 

Otro legionario con el que tuvimos el placer de hablar y que nos contara sus vivencias fue el cabo 1º D. José Miguel Gómez Ortega, quien tuvo la oportunidad de ir a Afganistán también en dos ocasiones: una en 2008 con ASPFOR XIX, en el PRT de Qala-i-Naw, y otra en 2012 con ASPFOR XXX, en la COP de Ludina. Este legionario, muy experimentado en varias misiones internaciones diferentes, nos destacó que en Afganistán «jamás me sentí tan realizado como militar de Infantería. Justo era para lo que me había estado preparando desde que ingresé en las Fuerzas Armadas en el año 93. Creo que con éso lo resumo todo… despliegues de pelotón y de escuadra, saltos, fuego y movimiento contra un enemigo real. Riesgo siempre hubo en otras misiones, pero allí era diferente». 

Preguntado acerca alguna de las acciones más complicadas de las que vivió, nos señaló sin dudar la del 7 de marzo de 2012, en las inmediaciones de la “COP Bernardo de Gálvez” de Ludina. Ese día ocupó con su sección, la tercera de la TF 1ª Legión, las alturas de una posición desde la que poder dar seguridad en una misión de abastecimiento al puesto de observación “Vigocho”. Así nos relató aquella jornada: «Cuando esperábamos estar más de una hora, siempre hacíamos pozos de tirador de binomio. Te enterrabas hasta que, de rodillas, los sacos terreros te cubrían hasta el cuello. Terminando de llenar los sacos, empezó la fiesta. Las primeras ráfagas de las ametralladoras talibanes fueron certeras. Hicieron jirones los sacos terreros e hirieron a un caballero legionario en el cuello. Las órdenes del teniente jefe de sección fluían por la radio claras y concisas. Repelimos el ataque con todo lo que teníamos. Yo solía llevar, además del fusil de asalto, el mortero comando de 60mm, que lo utiliza una sola persona. Mi binomio llevaba una ametralladora y me cubría mientras yo disparaba con el mortero. Como tenía que sacar el cuerpo para poder apuntar y meter la granada, él se exponía también para cubrirme. El herido fue atendido por su sargento, consiguiendo cortarle la hemorragia del tiro en el cuello».

Investigando esta acción en la hemeroteca, encontramos en un artículo de “La Razón” que el sargento se llamaba José Moreno Ramos y que el legionario herido fue Iván Castro Canovaca. El sargento fue condecorado con la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo porque en cuanto recibió información sobre un hombre suyo herido en el cuello y comprobar que su pelotón respondía al fuego, abandonó su pozo bajo el fuego enemigo para atender personalmente al herido, que se encontraba a cuarenta metros, y esa actuación, calmada pero decidida, fue determinante para salvarle la vida al soldado. Por su parte el legionario Castro, después de recuperarse de sus heridas en el hospital Gómez Ulla, fue recompensado con una Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo. Además, también fueron felicitados el teniente Prieto Gordillo, el cabo 1º Gómez Santana (tirador de Barret), el cabo Carrasco Ibriani (tirador de ametralladora) y el propio cabo 1º Gómez Ortega que nos contó este hecho. Todos obtuvieron el “valor reconocido” en sus hojas de servicios.


El final de la Operación R-A. 

En el verano del año 2013, España comenzó las labores de repliegue de Afganistán, y el 31 de diciembre finalizaba esta operación “Reconstrucción de Afganistán”. Un año más tarde, en noviembre de 2014, y después de arduas negociaciones promovidas por el gobierno afgano, comenzó una nueva operación de la OTAN, llamada “Resolute Support” y ya completamente centrada en el adiestramiento de las Fuerzas Armadas afganas, donde España sigue participando. Atrás quedaban nada menos que 25.000 patrullas, 6.000 actividades de apoyo a la población civil y más de 72.000 toneladas repartidas de ayuda humanitaria. 

Ésta fue sin duda una misión dura y difícil que, para los 29.000 españoles, hombres y mujeres, que la vivieron, (unos 2.000 pertenecían a La Legión) tuvo que ser apasionante. Otro lugar del mundo donde los militares españoles, y en este caso los legionarios, tuvieron oportunidad de demostrar que están hechos de una pasta especial. Y no sólo ante el enemigo insurgente, sino también con los civiles, a los que siempre se les procuró ayudar de la mejor forma posible y de la manera más eficaz y duradera.

Para finalizar, no podía dejar de recordar el tremendo coste humano que para nuestras Fuerzas Armadas ha supuesto este escenario afgano: un total de 100 compatriotas, incluyendo las 79 víctimas de los desgraciados accidentes aéreos del Yak-42 y del Cougar.  A todos ¡Honor y Gloria!



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