FRANCISCO DE RIVERA Y MEDINA, HÉROE DE CELIDONIA
Artículo publicado en la REVISTA DEL TERCIO DE VETERANOS del mes de diciembre de 2020
Este prestigioso marino, nacido en Toledo en 1582, desde muy joven se tuvo que ganar la vida como espadachín al haberse quedado huérfano, lo que le ocasionó que, tras matar a un alguacil, y dejar gravemente heridos a otros cinco, tuviera que huir apresuradamente de la justicia, alistándose como soldado en Cádiz en las tropas del Tercio de la Armada del Mar Océano.
Gracias a las diversas acciones en las que participó con este Tercio, y sobre todo por su destreza con las armas, llegó a alcanzar el grado de alférez. Lamentablemente, pronto se vio envuelto en otro duelo, en este caso con un capitán, con lo que debió huir de nuevo. En Sicilia se presentó al Virrey D. Pedro Téllez Girón, III Duque de Osuna, y éste, que no era demasiado riguroso con los antecedentes de su gente si éstos peleaban bien, le mantuvo el empleo de alférez, integrándolo en el Tercio Nuevo de la Mar de Nápoles. Por su distinguida actuación en la guerra del corso contra los Berberiscos, y especialmente tras su actuación en la toma de La Goleta, el Virrey le ascendió al empleo de capitán en el año 1615, dándole el mando de una escuadra de seis “naves mancas” (embarcaciones sin remos para propulsarse, tan sólo velas), con las que venció frente al cabo Celidonia a 55 galeras turcas. Por esta victoria se le ascendió a general jefe de escuadra.
Sus siguientes campañas fueron contra la república de Venecia en el mar Adriático, destacando la victoria de Ragusa de 1617, al poner en fuga a una fuerte escuadra veneciana muy superior en número, tras catorce horas de combate y éstos haber perdido cuatro galeras.
En 1626, después de participar en la campaña de San Salvador de Bahía, llegó a Cádiz con su escuadra con muchas dificultades debido a un temporal, transportando tropas del Tercio Viejo del Mar Océano y de Infantería Napolitana, con los que poco tiempo después tuvo que intervenir para ayudar a rechazar un nuevo intento de invasión de Cádiz por los ingleses.
Su última acción meritoria conocida fue en el año 1631, cuando tras encomendarle el rey Felipe IV el mando de una expedición de transporte de 4.000 soldados y de más de 200.000 ducados de plata desde La Coruña a Flandes. Consiguió burlar el bloqueo holandés en el canal de la Mancha y desembarcarlos a tiempo en Fort-Mardyck (Dunquerque). Falleció quince años más tarde, en el año 1646.
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