EL COMIENZO DE LA ACTUAL FUERZA ANFIBIA

         Artículo publicado en la REVISTA DEL TERCIO DE VETERANOS del mes de diciembre de 2021


Una de las materias fundamentales para la Infantería de Marina es contar con unos adecuados medios de desembarco. En el caso español, el comienzo de la actual Fuerza Anfibia no empezaría hasta el año 1948, ya que las ocho embarcaciones K que se usaron en Alhucemas, tras la Guerra Civil estaban todas ya dadas de baja, con lo que la capacidad de proyección de una Fuerza de Desembarco en tierra era completamente nula. 

Para intentar subsanarlo, ese mismo año la Armada le compró a la Empresa nacional “Elcano” dos barcazas británicas tipo LCT (“Landing Craft Tank”), también conocidas como BDK, que habían adquirido en una subasta tres años antes. 

Éstas se denominaron LCT-1 Foca y LCT-2 Morsa y estaban en muy buen estado pues apenas tenían 150 horas de funciona miento. Aunque su primer destino fue Galicia, en 1957 pasaron a la Base Naval de Canarias para participar en las misiones en el África Occidental Española, durante la Guerra de Ifni-Sáhara. La necesidad de este conflicto Ifni-Sahara hizo que la Armada le encargase con urgencia a la Empresa Nacional Bazán la construcción de tres barcazas de ese mismo tipo. Estas serían las LCT-3, LCT-4 y LCT-5. 

Aprendida la lección, en 1960 se le encargaron a la Bazán la construcción de las LCT-6, LCT-7 y LCT-8, y se compraron a EEUU tres buques de desembarco: el TA-11 Aragón, el TA-21 Castilla y el L-31 Galicia, con sus respectivas dotaciones de lanchas LCVP (“Landing Craft Vehicle Personel”) y de LCM (“Landing Craft Mechanized”), más tres embarcaciones tipo LSM (“Landing Ship Medium”) renombrados como LSM-1, LSM-2 y LSM-3. Todos eran veteranos de la 2ª Guerra Mundial.

Estas adquisiciones le proporcionaron a la Armada la capacidad de poder poner en playa a 7.500 soldados y más de 13.000 toneladas de carga, justo durante los años florecientes de nuestra Fuerza de Desembarco (Grupo Especial de Infantería de Marina desde 1957 y luego Tercio de Armada desde 1969). 


Esta potente Agrupación naval se completaría con la incorporación en 1971 y 1972 de las tres LST (“Landing Ship Tank”) L-11 Velasco, L-12 Martín Álvarez y L-13 Conde de Venadito, y de dos lanchones LCU (“Landing Craft Utility”), con un tamaño intermedio entre las LCT y las LCM. 


Ocho años más tarde, en 1980, sería precisa la sustitución de los dos viejos Transportes de Ataque por el L-21 Castilla y el L-22 Aragón, en este caso ya veteranos de Corea. 


Lamentablemente, la dura vida operativa de esta Fuerza Anfibia motivó que pronto llegaran las bajas. Así se entraría en 1985 en lo que se conoció como el “decenio negro de la FD”, pues los intereses de la Armada se concentraron fundamentalmente en los buques de combate del Grupo Alfa, no reponiéndose las unidades anfibias que se iban perdiendo. Este duro período terminaría con la lenta llegada, desde mediados de los 90, de las “Cornudas” Hernán Cortés y Pizarro, de los nuevos buques de asalto anfibio L-51 Galicia y L-52 Castilla, de las 12 LCM1-E y del L-61 Juan Carlos I… pero ésa ya es otra historia.


En el año 1997 la LCT-7, más conocida como BDK-7, veterana de la operación Golondrina del Sahara español y última superviviente de aquella generación pionera de nuestra Fuerza Anfibia, sería hundida tras servir como blanco en un ejercicio SINKEX. 




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