LA ORDEN PIANA Y LA INFANTERÍA DE MARINA

                      Artículo publicado en la REVISTA GENERAL DE MARINA del mes de noviembre de 2023

 

Las banderas de las unidades de la Fuerza de Infantería de Marina portaban una corbata, denominada tradicionalmente “Corbata Blanca Pontifical” que según el libro “Historia de la Infantería de Marina española” de José E. Rivas Fabal, fue otorgada a las fuerzas de Infantería de Marina que participaron en la restauración del Papa Pío IX al frente de los Estados Pontificios, en el año 1850. Pero esa corbata blanca no la portan las banderas de las unidades del Ejército de Tierra que también participaron en esa misma operación. En su lugar usan la corbata de la Orden Piana[1], de color rojo y azul. Tras descubrirse esta circunstancia, personal de la Oficina de Conservación Histórica de la Infantería de Marina (OCHIM) del Cuartel General de la FIM[2], inició una investigación para conocer cuál era la corbata correcta que se le concedió a la Infantería de Marina participante en aquella acción, así como a cuáles unidades de la Fuerza de Infantería de Marina actual les corresponde. Dicho estudio se llevó a cabo en el Archivo General de Marina “Álvaro de Bazán” (AGMAB), en el Archivo del Vaticano y en todos los archivos correspondientes del Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra. Su conclusión derivó en lo que al final de este artículo se detalla.

La operación

El 23 de marzo de 1848 comenzaron las Guerras de unificación de la península italiana, con un ejército revolucionario liderado por Giuseppe Mazinni y Giuseppe Garibaldi. Tras tomar los Estados Pontificios y mantener al Papa Pío IX secuestrado durante unos meses en el Vaticano, éste consiguió fugarse de su cautiverio el día 24 de noviembre de 1848 gracias a la colaboración de los embajadores de España y Francia. Frustrada la idea inicial de ser evacuado a Mallorca a bordo del buque español Lepanto, el Papa se refugió en la ciudad de Gaeta, en el Reino de Las Dos Sicilias. Desde allí pidió la ayuda de todas las naciones católicas europeas.

  La península itálica en 1849 (ilustración del autor)

El 15 de diciembre de 1848, la reina de España Isabel II mostró ante las Cortes su firme determinación de apoyar el restablecimiento del Papa Pío IX. Cumpliendo sus órdenes, el 24 de enero de 1849 llegó a Gaeta la “División Naval de Cataluña, Valencia y Baleares” al mando del brigadier D. José María Bustillo, para ponerse a las órdenes del Papa. Esta escuadra estaba compuesta por seis buques.

Mientras tanto, tras abolirse el poder del Papa en el territorio de los Estados Pontificios, el 9 de febrero de 1849 se proclamó la República Romana, con Mazinni como presidente.

El 2 de marzo de 1849, representantes de España, Francia, del Reino de Las Dos Sicilias y del Imperio Austríaco celebraron la “Conferencia de Gaeta” en apoyo del Papa. En ella, todas estas naciones se comprometieron a «contribuir al restablecimiento del Sumo Pontífice en la plenitud de su autoridad».

Mientras los austriacos se internaron por el norte, el 25 de abril de 1849 se produjo un potente desembarco francés en Civitavecchia, donde establecieron una base de operaciones desde donde atacar a la ciudad de Roma. Cuatro días más tarde, el 29 de abril, la División Naval de Bustillo tomó la localidad costera de Terracina sin hacer un solo disparo, tras la huida de las tropas de Garibaldi al divisar los buques españoles. Al día siguiente, los españoles le entregaron la ciudad al rey de Las Dos Sicilias, Fernando II. En esta acción destacó el ayudante de órdenes de la División, el teniente de navío Juan Bautista Topete, al mando de los trozos de desembarco que conquistaron la Torre Gregoriana y todas las posiciones enemigas en esa población. En esos trozos se integraban 150 Infantes de Marina de las guarniciones de los navíos, según los estados de fuerza de los batallones de Infantería de Marina de aquellos meses y el reglamento para la generación de las guarniciones de buques en vigor en esa fecha.

Plano de la plaza de Terracina en 1849 (Gómez de Arteche)

Hay que reseñar que en aquellos momentos, tras la reforma del ministro de Marina Roca de Togores, en la Armada existía el Cuerpo de Artillería e Infantería de Marina, compuesto por ambas Armas que, aunque eran independientes en orgánica y funcionamiento, proporcionaban las guarniciones a embarcar. En concreto, la Infantería de Marina estaba compuesta sólo por tres batallones, uno en cada Departamento Marítimo. Sumaban un total de dieciocho compañías, con una distribución de fuerzas muy singular: diez en San Fernando, seis en Ferrol y dos en Cartagena.

El 23 de mayo de 1849 zarpó desde Barcelona el Ejército de Operaciones del teniente general Fernando Fernández de Córdoba, a bordo de la División Naval de Operaciones del Mediterráneo[3]Esta fuerza sumaba 8.129 hombres y no incluía ningún batallón de Infantería de Marina. Integraban las guarniciones de los buques 290 Infantes de Marina pertenecientes a de los tres batallones del Cuerpo. 

Composición del Ejército de Operaciones (libro Diario de Operaciones del Cuerpo expedicionario a los Estados Pontificios, de Vicente Puchol)

Este ejército, formando una unidad conjunta con el ejército del Reino de las Dos Sicilias, tuvo la misión de avanzar desde Terracina para envolver Roma por el noreste, garantizando un bloqueo que le permitiera al ejército francés tomar Roma. En esta operación, los españoles nunca encontraron enemigo en frente, por lo que no intervinieron en ningún combate. Quizás por eso, en las Fuerzas Armadas de la época no se le dio mucha importancia a esta acción, ya que ante la opinión pública esta campaña no resultó ser muy prestigiosa[4]. A pesar de ello, según detalla Vicente Puchol en su libro “Diario de Operaciones del Cuerpo expedicionario a los Estados Pontificios” (Adalid, 2011), murieron nada menos que 94 españoles, tres de ellos de la Armada, la mayoría a causa de una epidemia de malaria que se desató entre la expedición.

 

Movimientos de las fuerzas austriacas, francesas, españolas y del Reino de las Dos Sicilias (ilustración del autor)

El día 3 de julio los franceses conquistaron Roma. Así finalizó la efímera República Romana tras la huida de Garibaldi y Mazinni, posibilitándose que se produjera la vuelta del Papa Pio IX, si bien el regreso del contingente español no comenzaría hasta el 24 de enero de 1850. Esta intervención de España propició el acercamiento entre la Santa Sede y el gobierno de Isabel II, lo que favoreció la firma del Concordato de marzo de 1851 y el apoyo del Vaticano frente al carlismo.

Reconocimientos

En agradecimiento a todas las naciones que contribuyeron a su restablecimiento, el Papa concedió múltiples condecoraciones individuales y colectivas. Entre ellas, las de la Orden Piana y la medalla de la Restauración del Solio Pontificio, creada para la ocasión, que también fue conocida como la medalla de Gaeta.

Medalla y Corbata de la Orden Piana y medalla de Gaeta (composición hecha por el autor)

Así lo confirman diversas fuentes. Según el mencionado libro de Vicente Puchol, «La Santa Sede concedió, en el año 1850, para distintas personalidades participantes en la expedición, la medalla de la Orden Piana. Posteriormente, el general Fernández de Córdoba solicitó al Papa que concediese a las banderas de los batallones participantes una corbata con los colores de la Orden».

En el libro “Expedición a los Estados de la Iglesia” (Defensa, 2008) de Gonzalo de Porras, se señala que «por Real Orden de 10 de abril de 1850, se autorizó que las banderas y estandartes de todos los batallones y unidades que hubiesen tomado parte en la expedición, ostentasen a perpetuidad la Corbata de la Orden Piana».

En el artículo “Las primeras cien concesiones de la Orden Piana a súbditos españoles y las corbatas otorgadas a nuestras banderas” (Cuadernos de Ayala, 2016) de Alfonso de Ceballos-Escalera, se describe que éstas «consistieron en trece corbatas de honor de la Orden Piana, otorgadas ocho de ellas a los Cuerpos expedicionarios del Ejército […]; otras dos a los regimientos de caballería […]; otra a las baterías montadas […]; otra al 2º batallón del regimiento de Ingenieros; y la última al batallón de Infantería de Marina».

  Documento que indica las corbatas de la Orden Piana concedidas a unidades españolas (Archivo Vaticano)

También en ese artículo se dice que «el Papa Pio IX creó la medalla de la restauración del Solio Pontificio […] y la concedió generosamente a todos los soldados y marinos españoles que habían participado en aquella campaña».

Bendición de Pío IX de las tropas españolas en Gaeta (Víctor Adam. Museo del Prado)

Como hemos visto, la corbata que concedió el Papa fue la de la Orden Piana, y en los listados del Archivo Vaticano donde se concede la corbata de esa Orden a las unidades españolas, se incluye un batallón de Infantería de Marina, denominado “Primo”, el cual ya sabemos que no existió como tal, pues no hubo ningún batallón del Cuerpo integrado en el Ejército de Operaciones de Fernández de Córdoba, tal y como indica el orden de batalla de esta unidad.

Documento concediendo la Corbata de la Orden Piana (Archivo Vaticano)

Por su parte, el 20 de marzo de 1850 también se autorizó el uso de la otra condecoración creada por el Vaticano para todos los individuos participantes, la mencionada medalla de la restauración del Solio Pontificio, o medalla de Gaeta.


Autorización de uso individual de la medalla de Gaeta (AGMAB)

Conclusiones

-       De todo este estudio se extrae, por tanto, que la “Corbata blanca pontifical” como tal no existió. De hecho, al preguntar por ella en el Archivo Vaticano, respondieron que esta corbata “era una interpretación nuestra”. Es más, la primera mención a esta corbata blanca apareció medio siglo después de acabada esta operación, en la revista “La vida marítima” de 20 de mayo de 1902.

-       De Infantería de Marina no se desplegó ningún batallón integrado en la fuerza del Ejército. Los participantes fueron los 290 Infantes de Marina embarcados en las guarniciones, pertenecientes a los tres Departamentos Marítimos. El listado que se inserta a continuación corresponde al estudio detallado de cada una de las listas de embarque de todos los buques pertenecientes a la División de Bustillo donde, como también señalan los estados de fuerza de los batallones de aquellos dos años, el grueso de éstos permaneció en sus cuarteles de San Fernando, Ferrol y Cartagena, destacando a los buques las mencionadas guarniciones. Además, tan sólo hubo cinco oficiales de Infantería de Marina embarcados en la División de Operaciones del Mediterráneo, siendo el más antiguo un teniente[5]. El resto de los oficiales que mandaron guarniciones pertenecían al arma de Artillería de Marina, si bien alguna de ellas, las de menor entidad, tenía por jefe un sargento. Muchos de estos Infantes de Marina, formando parte de los trozos de desembarco, fueron los que tomaron Terracina y todas sus fortificaciones.

 Numeral de Infantes de Marina participantes en la operación (cuadro realizado por el autor)

-       De las múltiples condecoraciones que el Papa Pio IX concedió a los participantes, donde destacan la corbata colectiva de la Orden Piana y la medalla individual de Gaeta, ninguna se llamaba “Corbata blanca pontifical”. Para corregir esta anomalía, el Comandante General de Infantería de Marina determinó sustituir esas corbatas blancas por las de colores rojo y azul de la Orden Piana, como correspondía, para las banderas nacionales de las unidades herederas de aquellos tres batallones departamentales: el Tercio del Sur, el Tercio del Norte y el Tercio de Levante, concedidas tras la participación de sus componentes a bordo de los buques de esta expedición y la toma de la ciudad de Terracina. Corbatas que ahora portan orgullosamente, al igual que las banderas de las unidades del Ejército de Tierra herederas de aquellas que también participaron en esta operación[6].

  Bandera del Tercio del Sur (fotografía de la Secretaría TERSUR)



[1] Orden papal de caballería fundada por el Papa Pío IV en el año 1560. Tras haber caído en desuso, fue reinstituida por el Papa Pío IX el 17 de junio de 1847. Actualmente sigue vigente, siendo el máximo honor conferido por la Santa Sede.

[2] El autor de este artículo más el Cabo Mayor Antonio Ortiz Martínez y el Cabo 1º José Miguel Valle Orihuela.

[3] La cual era la misma escuadra del brigadier Bustillo, pero reforzada con otras dieciséis naves.

[4] «Por todas partes se va a Roma, menos por Gaeta». Benito Pérez Galdós: Narváez, p. 69 o «Marchitas las ilusiones de los que vieron en el envío de tropas a Gaeta un principio de históricas hazañas militares. ¿Qué hacían allí los españoles? recibir la bendición del Papa, ocupar Terracina, y gastar su ardimiento en marchas y contramarchas». Benito Pérez Galdós: Narváez, p. 84.

[5] El teniente José de Funes y los subtenientes Juan Micheo, Federico Lameyer y Antonio Balcazar del Primer batallón de San Fernando en la fragata Cortés, la corbeta Villa de Bilbao, el vapor Pizarro y el vapor Colón, respectivamente, y el teniente Joaquín Vial del Tercer batallón de Cartagena en la fragata María Cristina.

[6] Hoy en día estas unidades son el Regimiento Inmemorial del Rey nº 1, el Regimiento de Caballería España nº 11, el Regimiento de Caballería Lusitania nº 8, el Regimiento de Ingenieros nº 7 y el Regimiento de Especialidades de Ingenieros nº 11.

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