LA INFANTERÍA DE MARINA EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-1939)

                      Artículo publicado en la REVISTA RAZÓN ESPAÑOLA nº 241 del mes de abril de 2024




A principios del mes de julio del año 1936, el Cuerpo de Infantería de Marina se encontraba en una situación complicada. Declarado a extinguir desde la Ley de 24 de noviembre de 1931(1), todos sus efectivos sumaban menos de mil quinientos hombres(2). Apenas lo necesario para cumplir la única misión que tenía encomendada: la defensa de los buques y las instalaciones navales.

Por ese motivo, el Cuerpo en esos años, tras la drástica reducción a la que tuvo que enfrentarse, era solo una Sección dentro del Ministerio de Marina al mando de un general de brigada. Sección que se componía de dos únicos negociados, uno para los cometidos relacionados con el personal, y el otro encargado del material, instrucción y reclutamiento(3)

General Moratinos

Su organización continuaba siendo de carácter geográfico, pero con únicamente una unidad de entidad batallón en cada una de las Bases Navales Principales (BNP) de Cádiz, Ferrol y Cartagena, que desde hacía cinco años habían sustituido a los tradicionales tres regimientos de Infantería de Marina. Eran los conocidos como Grupos de Fuerzas de la Base Naval, y cada uno estaba al mando de un teniente coronel(4). Además, en Madrid existía una compañía de Ordenanzas reducida para la seguridad del Ministerio de Marina, al mando de un capitán(5)
Como sabemos, el 17 de julio en Melilla, y el día siguiente en la península, un grupo de militares descontentos con el gobierno republicano del Frente Popular, se levantó en armas contra él. Este golpe de Estado estuvo dirigido por los generales José Sanjurjo y Emilio Mola y fue apoyado por una decena de generales(6). La idea inicial consistía en establecer un Directorio militar semejante al que Primo de Rivera instauró en 1923, sin embargo, la realidad de la España de 1936 ya no era la misma. En este año la polarización política era mucho mayor, con lo que todo resultó ser mucho más complejo. Máxime tras la muerte del general Sanjurjo en Cascais (Portugal) cuando se iba a poner al mando. 

Tras la división del Ejército y la Marina según se pronunciara la zona donde estaba su destino, la Infantería de Marina figuró también en los Ejércitos de las dos Españas. En concreto, tal y como se verá a continuación, los infantes de marina destinados en Madrid y Cartagena se quedaron en el bando republicano, mientras que los de San Fernando y Ferrol combatieron en el bando nacional. Decenas de compañeros de promoción y de armas durante las campañas en África, ahora se encontraban enfrentados como enemigos. Su decidida actuación en esos primeros días posibilitó, de una manera fundamental, que las Bases Navales se posicionaran finalmente en uno u otro bando.


RESUMEN DEL COMPORTAMIENTO DE LOS INFANTES DE MARINA EL 18 DE JULIO 

Madrid, fiel al Gobierno republicano

Desde el primer momento que se tuvo noticias del levantamiento militar, la mayoría de las unidades establecidas en esta ciudad continuaron siendo fieles al Gobierno. Por parte de la Infantería de Marina en Madrid, la máxima autoridad del Cuerpo, el general de brigada Rafael Moratinos del Río, se mantuvo junto al Ministro de Marina(7). En cambio sus dos Jefes de negociado, acusados de estar implicados en el golpe, fueron detenidos y encerrados en la cárcel de San Antón, junto con otros miembros de la Armada sospechosos de lo mismo. Pero sin duda, el que más destacó en el ámbito de la Infantería de Marina esos días fue el comandante Ambrosio Ristori de la Cuadra, Ayudante del ministro de Marina, quien, junto al Ayudante auxiliar radiotelegrafista Benjamín Balboa consiguieron que gran parte de las unidades navales continuasen en el bando republicano. Luego estaría presente en el violento asalto al cuartel de la Montaña, para después, ante el avance de las tropas nacionales hacia la capital, ponerse al mando de las milicias populares que se desplegaron en la provincia de Toledo(8). La mayoría de los marinos detenidos en aquellos días terminarían siendo fusilados en Paracuellos y Rivas-Vaciamadrid. 

El comandante Ristori junto a milicianos y guardias de asalto

San Fernando, poca oposición al levantamiento

En la localidad de San Fernando, la misma tarde del día 18 el teniente coronel Ricardo Olivera Manzorro, a quien la República le había retirado el mando por falta de confianza dos días antes, se presentó en el cuartel de San Carlos y ordenó la salida a la calle de tres compañías(9). Tras tomarse el Ayuntamiento, el teniente coronel Olivera se erigió como Comandante Militar de la plaza, publicó el bando de guerra y nombró al comandante de Intendencia Ricardo De Isasi como nuevo alcalde. Asegurado San Fernando, por la noche se envió una compañía reforzada con ametralladoras a tomar Puerto Real sin muchas complicaciones, si bien el partido comunista había dispuesto barricadas para su defensa. Al día siguiente se tomó también Chiclana con una sección de fusiles apoyada por la Guardia Civil. Al resto de las localidades importantes de la Bahía - Cádiz capital, El Puerto de Santa María y Rota- no fue necesario enviar fuerzas de Infantería de Marina pues éstas ya habían sido controladas por las fuerzas del Ejército y La Falange. 

Infantes de Marina en el ayuntamiento de San Fernando

Con esta zona gaditana ya asegurada, tan sólo se produjeron enfrentamientos de importancia el día 21 en el Arsenal de La Carraca después de que los cañoneros Lauria y Cánovas del Castillo se negasen a sublevarse. Tras toda una noche de intercambio de disparos y el bombardeo de un avión procedente de Sevilla, finalmente sus dotaciones se rindieron minutos antes de las siete de la mañana. Poco más tarde, tras la celebración de los respectivos consejos de guerra, se les aplicó el bando de guerra a aquellos miembros de la Armada que se negaron a unirse a la sublevación.

En esos difíciles días se produjo la muerte del primer caído del Cuerpo. Fue el cabo Benítez Morera, atropellado por un camión que no cumplió su orden de hacer alto mientras montaba guardia en el polígono “González Hontoria” de Torregorda. 

Cartagena, núcleo de la Marina republicana

En esta ciudad los ánimos estaban bastante caldeados desde varios días antes, aunque el 18 de julio comenzó como un día normal de sábado. A primera hora, varios oficiales partidarios de unirse a la sublevación se reunieron en el despacho del Ayudante Mayor del Arsenal, a la vez que varios Ayudantes auxiliares comenzaban un estrecho contacto con el Ayuntamiento para informar de los movimientos extraños que pudieran detectar. Cuando estaban organizándose las columnas de tropa y marinería para salir a la calle, se telefoneó a los regimientos del Ejército para que también sacaran sus fuerzas, pero desde allí les dijeron que no lo iban a hacer hasta que se recibiera la orden desde Valencia, por lo que se ordenó romper filas. En esos momentos el Arsenal ya había sido rodeado por guardias de asalto y centenares de paisanos con actitud violenta y gritos de defensa de la República. 

Esa misma noche, el comandante de Infantería de Marina Diego Baeza se hizo cargo de la estación de radio para interceptar todos los mensajes que se recibieron, para a la mañana siguiente tomar el mando del Grupo de Infantería de Marina tras destituir al teniente coronel Ariza, con la connivencia del vicealmirante Jefe de la Base Naval. Durante ese día 19 se fueron produciendo los amotinamientos en todos los buques, donde se llegaron a proferir incluso gritos de «¡Viva Rusia!», siendo detenidos la gran mayoría de los oficiales. Tras ser nombrado nuevo Jefe de la Base Naval el teniente de navío Antonio Ruiz González y Jefe del Arsenal el Ayudante auxiliar Manuel Gutiérrez, la ciudad quedó completamente dominada por los republicanos, abriéndose las puertas del Arsenal para que la gente entrase a celebrar la victoria. 

                        Entrega del bastón de mando al comandante Baeza en el Arsenal de Cartagena

 
Los oficiales presos fueron encerrados primero en el fuerte de Santa Florentina, para poco después, junto a un grupo de guardias civiles detenidos en Albacete, ser embarcados en el Río Sil y el España número 3. Casi todos serían allí asesinados semanas más tarde en aguas de Cartagena(10). El Grupo de Infantería de Marina pronto pasó a ser denominado Regimiento Naval número 1, funcionando como un gran centro generador de fuerzas de combate para enviar al frente durante todo el conflicto.

Ferrol, algunas dudas iniciales

Y en la Base Naval Principal de Ferrol, con las de Cádiz y Cartagena ya decantadas cada una por un bando, continuaba la tensa calma sin que se produjera ningún movimiento. Finalmente, después de dos días de indecisiones, y con cientos de obreros y mineros en las calles dispuestos a luchar, salieron las fuerzas a la calle a primera hora de la tarde del día 20. Las fuerzas de Infantería de Marina apenas consistieron en la compañía del capitán Manuel Auz Trueba y una sección de ametralladoras, pero fue suficiente para asegurar el núcleo obrero cercano a los astilleros y apoyar la toma, por parte de personal del Ejército, de la Casa del pueblo y el Ayuntamiento. El principal combate se produjo en el edificio del Matadero municipal, siendo vencida la resistencia por un grupo de infantes de marina usando granadas de mano.

Asegurada la ciudad de Ferrol, sólo quedaba el Arsenal. En él se encontraban ocho buques y, al igual que había ocurrido en La Carraca, también algunos de ellos se mantuvieron fieles a la República, después de que marinería descontrolada hubiera asesinado a sus oficiales. Tras dos días de tiroteos entre las tropas de Infantería de Marina y las dotaciones de aquellos buques, que incluso llegaron a abrir fuego con sus cañones contra los edificios próximos, finalmente el día 23 por la mañana decidieron rendirse, siendo desarmados y detenidos. A la mayoría de ellos, tal y como ocurrió en San Fernando, durante las siguientes semanas se les aplicó el bando de guerra tras realizárseles los correspondientes consejos de guerra.  



EL DESARROLLO DE LA GUERRA CIVIL PARA LA INFANTERÍA DE MARINA

El primer año de guerra. 1936

Tras haber desembocado este levantamiento militar en una guerra abierta, la Marina de guerra republicana mantuvo la mayoría de las unidades de la Escuadra(11), si bien tan sólo contaban con 381 oficiales para dirigirlas. En cambio, en la Marina de guerra nacional quedaron muchos menos buques(12), pero con 1.519 oficiales. Con respecto a la tropa y marinería, fue significativo cómo el número igualmente fue desproporcionado, pero en sentido contrario: 12.990 efectivos en las fuerzas republicanas y sólo 6.996 con los nacionales. Sin embargo, éstos irían aumentando enormemente a medida que las necesidades de la campaña lo exigieron.

Durante este conflicto, la Infantería de Marina de ambos bandos participó prácticamente en todos los escenarios, efectuando diversas misiones: guarniciones embarcadas en buques(13), unidades asignadas a las columnas de Infantería del Ejército y también como dotación de las piezas antiaéreas de las bases navales. Participación en esta campaña que a continuación vamos a pasar a relatar de manera cronológica y sin connotaciones políticas, pudiéndose constatar que ésta fue bastante relevante en ambos bandos:

En Cartagena, la primera decisión operativa del comandante Diego Baeza fue la de enviar el día 22 de julio dos compañías de Infantería de Marina hacia Albacete para participar en la pacificación de esa ciudad, integrados en columnas del Ejército. Una al mando del capitán Antonio Luque Ramírez y la otra del capitán Juan Luque Canís. En esta acción se produjo la muerte del primer infante de marina republicano en acción de guerra, el cabo Carmelo Fernández Serrano, siendo su entierro una gran manifestación de duelo, según recogió la prensa de la época. Los siguientes despliegues de la Infantería de Marina republicana se produjeron ese mismo mes de agosto, con la compañía del teniente Blas Marzal para reforzar la defensa de la provincia de Málaga, con la del teniente José Andreu Lillo a Montoro, en Córdoba, y con la del capitán Emilio Escuaín(14), que fue destacada a El Carpio, también en Córdoba. Este frente quedaría estabilizado desde el día 20 de ese mes para prácticamente toda la guerra tras el combate del puente Mocho, a apenas doce kilómetros al noreste de la capital cordobesa. Estas compañías se constituirían como el Primer batallón de la Infantería de Marina de la república.

En el bando nacional, la primera compañía de Infantería de Marina que salió para la campaña fue el 22 de agosto desde San Fernando. Al mando iba el capitán Juan Conforto Thomas, integrada en la columna del Ejército del comandante Doval, perteneciente al Ejército del Sur, tomando posiciones en Cerro Muriano, en Córdoba.

Como Cartagena seguía generando compañías a buen ritmo, el 6 de septiembre se envió al frente de Andalucía oriental un segundo batallón de Infantería de Marina, al mando del comandante Francisco García Martín, que desplegó en Iznalloz (Granada) y Castillo de Locubín (Jaén). 

Dos días más tarde se organizó en San Fernando un Grupo expedicionario de Infantería de Marina, bajo el mando del comandante Fernando García Bohórquez, que se incorporó a la columna del comandante Corrales del Ejército del Sur, participando en la toma de Campillos, Peñarrubia, Ronda, Villanueva del Trabuco y Archidona, entre otras localidades malagueñas.

A finales de septiembre la Infantería de Marina republicana envió dos nuevos batallones al frente. Uno al mando del capitán Marciano Gutiérrez, que se desplegó en Aranjuez para participar en las operaciones que intentaban rendir el Alcázar de Toledo, y otro destacado al frente de Guadix a las órdenes del comandante Vicente Trigo Sandomingo.

                                           Infantes de Marina preparados para salir al frente

La primera batalla en la que se enfrentaron infantes de marina de ambos bandos se produjo el 29 de octubre en la localidad de Seseña, en la carretera de Toledo, entre la columna blindada formada por carros T-26, la brigada Líster y la milicia de Burillo y Ulibarri, donde se encontraba un batallón de Infantería de Marina de Cartagena, y la columna del coronel Monasterio, formada por una compañía de carros Fiat “Ansaldo”, nueve escuadrones de caballería, tropas moras y dos compañías de marinería e Infantería de Marina de San Fernando. Resultaron vencedores los nacionales.

 

El segundo año de guerra. 1937

Comenzado el mes de febrero, la Marina de guerra nacional decidió organizar en Palma de Mallorca un batallón de Infantería de Marina, bajo el mando del teniente coronel Abelardo Galarza Alvargonzález. Su misión fue la de defender la Base Naval de ese estratégico archipiélago. Mientras, a finales de ese mismo mes, en Ferrol se organizó un batallón expedicionario al mando del comandante Rafael Fernández-Caro Mateo, para integrarse en el Cuerpo de Ejército de Galicia que fue enviado al frente de Asturias.

Por parte de la República, en estas fechas su Infantería de Marina mantenía cinco batallones en combate. Dos en el frente de Málaga y tres en el de Jaén. Mientras, en el bando contrario, a finales de abril salió desde San Fernando otro Grupo expedicionario de Infantería de Marina, bajo el mando del comandante Juan Romero López. Tras llegar a Cámaras Altas, en el Sector de Peñarroya del frente de Córdoba, y unirse al Grupo del comandante Fernando García Bohórquez, se constituyó como el Primer batallón expedicionario de Infantería de Marina, cuyo mando lo ostentó el propio Bohórquez. Poco después, en Montoro (Córdoba), se creó con fuerzas de refuerzo llegadas de San Fernando, el Segundo batallón expedicionario de Infantería de Marina, al mando del teniente coronel Juan Conforto Thomas, que sería trasladado al frente de Badajoz(15), incorporado en la 122ª división del Ejército.

Ese verano de 1937, el regimiento naval de Cartagena seguía generando nuevos batallones para enviar al frente, siendo éstos ya siete. El sexto servía como guarnición en Cartagena y el séptimo desplegado en la población alicantina de Torrevieja. 

Un momento importante para el Cuerpo fue cuando, en respuesta a la actuación de la Infantería de Marina de Cartagena en la represión de la sublevación en dicha plaza, el día 28 de junio de 1937 el Gobierno de la República promulgó un Decreto anulando la Ley de extinción. De hecho, el regimiento naval número 1, tras la creación del Ejército Popular y su organización con las llamadas brigadas mixtas(16), se encargó de las que serían numeradas 151ª, 94ª y 95ª, decidiéndose que la primera se creara con los infantes de marina que se encontraban en Toledo y Madrid(17), y las otras dos con el personal de Cartagena desplegados en Andalucía(18). Paralelamente, en las Fuerzas Navales del Cantábrico de la República se formó la llamada “Brigada móvil de Infantería de Marina”, cuya principal función fue la de dedicarse a la defensa de la costa cantábrica. Esta brigada mixta sería numerada como 181ª, dentro del XVI Cuerpo de Ejército(19).

Durante la batalla naval del 7 de septiembre, frente al cabo Cherchell (Argelia), a bordo del crucero Baleares se produjo la acción heroica del soldado de Infantería de Marina Manuel Lois García, cuando con desprecio de su propia vida evitó la explosión que podría haber causado una terrible mortandad entre la dotación, o incluso la pérdida del buque. 

Tras crearse en el regimiento naval de Cartagena un octavo batallón de Infantería de Marina, de nuevo en un tiempo récord de dos semanas, fue enviado al sector de Mora de Rubielos (Teruel) para participar en las operaciones en el frente aragonés.


El tercer año de guerra. 1938

Este año comenzó con la organización del segundo batallón de Ferrol, al mando del comandante José Aguilera, con la misión de proteger toda la costa cantábrica desde Asturias al Bidasoa. De esta manera, el segundo regimiento de Infantería de Marina quedaba compuesto por el primer batallón que había realizado la campaña del norte y ahora se encontraba en la de Aragón, este segundo batallón desplegado en el litoral cantábrico, y un tercer batallón que quedó en la ciudad de Ferrol con las tareas de proporcionarle protección al Arsenal, así como de dotar de guarniciones a los principales buques de la escuadra nacional.

El 6 de marzo se produjo la batalla naval del cabo de Palos, donde se enfrentaron la segunda flotilla de destructores republicanos del almirante Ubieta con la división de cruceros nacionales del almirante Vierna. Como resultado del duelo artillero, fue hundido el crucero Baleares con 788 hombres a bordo. Entre los fallecidos se encontraron más de ochenta infantes de marina de su dotación.

Con la intención de frenar la ofensiva nacional en Aragón, la 95ª brigada mixta de la República, ahora al mando del comandante de Infantería de Marina Vicente Alonso Fernández, combatió en el sector de Belchite, resultando disuelta. Sus supervivientes fueron asignados a la 94ª brigada mixta, para participar en la campaña del río Segre y sierra de Pobo, donde también sería diezmada. Y ante la necesidad de la República de enviar fuerzas a defender las costas catalanas y valencianas, para enfrentarse a un esperado desembarco enemigo, se creó la denominada “Agrupación de Batallones de Infantería de Marina que operan en Cataluña”, que englobaba al 15º batallón en Tarrasa (Barcelona), el 16º batallón en Rubí (Barcelona), el 18º en Villareal (Castellón), y el 22º y el 23º en Sabadell (Barcelona). A esta misión también se uniría la diezmada 151ª brigada mixta, integrada en la “Agrupación Norte de Defensa de Costas”, después de haber tomado parte en la fallida defensa de Lérida. Pero a pesar de la situación del Ejército Popular, aún se formaría una nueva brigada mixta de Infantería de Marina al mando del comandante Tomás Cañedo Cuevas, la 56ª, si bien esta nueva unidad fue más conocida como la brigada “M” (de marinos). Fue asignada al XII Cuerpo de ejército, que formaba parte de la reserva estratégica del Ejército del Ebro.

Precisamente para ese supuesto desembarco que se planeaba realizar en las costas catalanas, en junio se desplegó en Vinaroz (Castellón) un batallón expedicionario a las órdenes del comandante de Infantería de Marina Juan León Gutiérrez, procedente de la Base Naval de Baleares. Este batallón nacional se mantuvo en constante adiestramiento preparando esa operación anfibia, si bien ésta al final nunca se llegó a realizar. Aun así, este batallón se encargó de la ocupación de Peñíscola, Benicarló, Benicasim y Burriana. 

El Gobierno de la República, ante la ofensiva enemiga en Aragón y tras haber perdido Teruel, Lérida y Vinaroz, que cortaba en dos su territorio, en el verano de 1938 decidió ejecutar la campaña más larga y sangrienta de toda la Guerra Civil española: la batalla del Ebro. En ella participaron la 94ª brigada mixta en la cabeza de puente de Vilanova de la Barca, ahora al mando del comandante de Infantería de Marina Isidoro Fernández González(20), y la 151ª brigada mixta en el sector del municipio leridano de Serós, siendo su jefe el teniente coronel Luis Calleja González(21). En el sector de los nacionales se distinguirá en esta operación el primer batallón de la Infantería de Marina de Ferrol, al mando del comandante Vicente Juan, durante la batalla de la Muela de Sarrión.

                                                    Infante de Marina en la Muela de Sarrión

Al igual que ya hizo el año antes la República, mediante el Decreto del día 30 de septiembre de 1938, el Gobierno de Burgos derogó también la Ley de extinción del Cuerpo de Infantería de Marina, constituyéndose de nuevo oficialmente en regimientos. Recuperaron las denominaciones de primer regimiento el de San Fernando y de segundo regimiento el de Ferrol. Por su parte, la unidad de Infantería de Marina de Baleares se constituyó como el cuarto regimiento. Como máximo responsable del Cuerpo se nombró al general Serafín Liaño Lavalle. Cada uno de estos tres regimientos estaba compuesto por tres batallones. Los del primer regimiento desplegados en el frente de Córdoba el primero y el segundo en el de Extremadura, quedando el tercero de guarnición en San Fernando. El primer batallón del segundo regimiento estaba en el frente de Teruel, el segundo en la costa Cantábrica y el tercero en Ferrol. Y por último, el primer batallón del regimiento de Baleares continuaría en el llamado sector norte del Mediterráneo, el segundo proporcionaría las fuerzas embarcadas para la Flota, manteniéndose el tercer batallón en Palma de Mallorca.


El último año de guerra. 1939

A mediados del mes de enero, el primer batallón de Baleares desembarcó en el puerto de Tarragona. Desde allí marcharon a pie hasta Barcelona, ocupando a su paso las localidades de Calafell, Hospitalet y Villanueva y Geltrú, cubriendo así toda esa costa catalana. El día 29 entró en Barcelona, acuartelándose en una finca de la calle Balmes y asegurando el puerto y todos los edificios que eran propiedad de la Marina de guerra. 

Por su parte, los supervivientes de la campaña de Aragón de las 56ª, 94ª y 151ª brigadas mixtas republicanas, después de intentar defender Cataluña, iniciaron su retirada hasta la frontera francesa junto con el resto del Ejército Popular, cruzando los Pirineos por Le Perthus y Portbou. 

El día 6 de marzo el batallón expedicionario de Ferrol del comandante Barrio Pravia(22) participó en la fallida “expedición sobre Cartagena”, distinguiéndose a bordo del Castillo de Peñafiel por la defensa del buque ante los ataques de la aviación enemiga(23)

Iniciada la “Ofensiva final”, el 28 de marzo las compañías de Infantería de Marina del capitán Francisco García Ráez y del capitán Antonio Martín Giorla(24) fueron las encargadas de entrar en Madrid y tomar el Ministerio de Marina, la Subsecretaría de la Marina civil, el Canal de experiencias de El Pardo, el Colegio de Huérfanos de la Armada y la Estación de Radio de la Armada. En todas estas instalaciones se hicieron numerosos prisioneros, que se rindieron sin oponer resistencia. Mientras, en Cartagena, que se había convertido en la última ciudad republicana, el día 31 entró el batallón de Infantería de Marina del comandante Francisco Martínez de Galinsoga para ocupar el Arsenal.

Finalmente, como es de sobra conocido, el 1 de abril de 1939 finalizó esta Guerra Civil con el parte oficial del General Franco. Acababa el último conflicto fratricida que ha sufrido nuestro país y donde, como se ha visto, la participación de los infantes de marina fue muy importante, tanto en la mar como en tierra, y en todos los frentes. Independientemente del bando en el que combatieron. No en vano al personal del Cuerpo se le concedieron una Cruz Laureada de San Fernando, una Medalla Naval, nueve Medallas Militares individuales y cuatro colectivas a los del bando nacional(25); más una Placa Laureada de Madrid, una Medalla del Deber individual, tres Medallas del Valor individuales y una colectiva a los republicanos(26). Señal de que sus actuaciones fueron distinguidas y, en ocasiones, incluso heroicas. 

NOTAS:

[1] Artículo 51: «El Cuerpo de Infantería de Marina se declara a extinguir con las plantillas que se fijan. Los servicios encomendados a este Cuerpo se cubrirán con marinería seleccionada a su ingreso en el servicio, al mando de oficiales militares que el ministro designe, que tendrán en estos destinos la mayor estabilidad posible. Mientras existan jefes y oficiales de Infantería de Marina, serán éstos los que desempeñen los destinos asignados a este servicio, que continuarán en su forma actual en tanto no se proceda a la substitución, cuyos detalles orgánicos se prevendrán mediante la reclamación oportuna».

[2] Desglosados eran 82 oficiales (1 general de brigada, 1 coronel, 4 tenientes coroneles, 16 comandantes, 24 capitanes, 34 tenientes y 2 alféreces), 112 Ayudantes Auxiliares (8 mayores, 18 primeros, 38 de 1ª y 48 de 2ª). Con respecto a la tropa, en el Grupo de San Fernando habían 66 cabos y 436 soldados, mientras que en Ferrol y Cartagena 36 cabos y 286 soldados en cada uno de ellos, y en la compañía de Madrid 12 cabos y 61 soldados.

[3] El Jefe de la Sección de Infantería de Marina era el general de brigada Moratinos del Río, siendo el coronel Del Corral Albarracín el Jefe del primer negociado y el Teniente Coronel De Labra Vivanco el del segundo.

[4] El Teniente coronel Olivera Manzorro en San Fernando, el Teniente Coronel De la Huerta Domínguez en Ferrol y el Teniente Coronel Ariza Quintana en Cartagena.

[5] Capitán De la Cruz Lacaci.

[6] Los principales fueron Gonzalo Queipo de Llano, Alfredo Kindelán, Andrés Saliquet, Manuel Goded, Joaquín Fanjul, Luis Orgaz, Miguel Cabanellas, José Enrique Varela y Francisco Franco.

[7] Si bien a los pocos días este general fue pasado a la reserva.

[8] Ambrosio Ristori murió en combate el 19 de octubre de 1936 en Illescas (Toledo), en el sector del Tajo.  

[9] Las cinco compañías del Grupo estaban mandadas por los capitanes Juan Conforto Thomas, Ignacio Gavira Martín, Pedro Curiel Palazuelos, Carlos Díaz Calderón y Antonio Ristori Fernández. Esta última estaba destacada en La Carraca como Guardia de Arsenales.

[10]  A excepción de dos tenientes que, tras conseguir esconderse en las bodegas, fueron descubiertos y fusilados junto a otros tres compañeros de Cuerpo General en el mismo muelle. Se calcula que en total esos días fueron asesinados más de 386 marinos de todos los Cuerpos de la Armada, cerca de un 30 por ciento de la oficialidad de la época.

 [11] Un acorazado, tres cruceros, diez destructores, siete torpederos y doce submarinos.  

 [12] Un acorazado, dos cruceros, un destructor, cuatro torpederos y ningún submarino. 

 [13] Estas guarniciones estaban formadas por un centenar de hombres y al mando tenían a un teniente.

 [14] Que una semana más tarde se pasó a los nacionales junto con el alférez Arriaga.

 [15] Allí, en el Sector de Monterrubio de la Serena, moriría este teniente coronel durante la conquista de la cota conocida como la “Loma del arbolito”, en las inmediaciones del puerto extremeño de La Nava. 

[16] Formadas por cuatro batallones de Infantería con sus correspondientes apoyos orgánicos de artillería, ingenieros y servicios de combate.

[17] Su jefe fue el Teniente Coronel Basilio Fuentes Serna, siendo su “bautismo de fuego” la batalla de Brunete, integrados en la 47ª división. Un mes más tarde también participaría en la batalla de Teruel. 

[18] La 94ª la mandó el teniente coronel Ginés Sánchez Balibrea y la 95ª el teniente coronel José García Gamboa. Ambas se integraron en el XVIII Cuerpo de Ejército, la primera en la 34ª división y la otra en la 70ª división, y fueron desplegadas en el frente de Teruel.

[19] Uno de sus batallones se distinguiría notablemente en la batalla del Mazuco (Asturias) de septiembre, tras permanecer en su puesto defendiendo el sector de “peñas blancas” cuando el resto de las unidades republicanas salieron huyendo ante el avance del Ejército nacional. Luego, sería disuelta.

[20]  Porque el teniente coronel Sánchez Balibrea había sido ascendido a Jefe de la 34ª división.

[21] Después de haber sustituido al teniente coronel García Gamboa cuando éste pasó a ser el Jefe de Estado Mayor de la 72ª división.

[22] Que había sustituido en el mando al teniente coronel Vicente Juan tras la campaña de Aragón. 

[23] En este intento de desembarco en la ciudad de Cartagena es donde fue hundido por las baterías de costa republicanas el buque Castillo de Olite. Se calculó que murieron más de 1.476 hombres. 

[24]  Una formada con personal del Estado Mayor de la Armada y la otra procedente de San Fernando.

[25] Cruz Laureada y Medalla Naval al soldado Lois. Medallas Militares al coronel De la Huerta, teniente Barrionuevo, capitán Esmorís, capitán García Ráez, alférez Guzmán, sargento Paz, cabo García Cerdán, sargento Cándido y comandante Barrio. Medallas Militares colectivas con los pasadores “San Fernando”, “Ferrol”, “Teruel” y “Castillo de Peñafiel”.
 
[26] Placa Laureada al comandante Ristori. Medalla del Deber al teniente coronel Balibrea. Medallas del Valor al teniente coronel Fuentes Serna, capitán Fuentes Payo y teniente Aniorte Mateu. Medalla del Valor colectiva a la 94ª brigada mixta. 


FUENTES CONSULTADAS:

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Resumen del Diario de operaciones de las FIM de San Fernando de 1936-1939.

Resumen del Diario de operaciones de las FIM de Ferrol de 1936-1939.

Documentos oficiales de las FIM de Cartagena de julio-agosto 1936.


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